El Consejo de Ministros aprobó hoy la oferta pública de adquisición (OPA) de BBVA sobre Banco Sabadell, condicionando la operación a que ambas entidades mantengan su personalidad jurídica, patrimonio y autonomía de gestión durante al menos tres años (con opción de prórroga hasta cinco). Este requisito, además del visto bueno previo de la CNMC y el BCE, marca un escenario totalmente nuevo para los clientes de Sabadell.
¿En qué afecta?
Uno de los principales efectos es que, durante el periodo estipulado, las cuentas, hipotecas y productos financieros de los clientes no variarán de forma inmediata ni automática. La OPA no implica un proceso de migración tecnológica ni la integración de sistemas en lo inmediato. De hecho, la CNMC exige que las condiciones contractuales, como las comisiones, los tipos, o los plazos se mantengan por un mínimo de tres años, y solo podrían modificarse con preaviso mínimo de dos meses, permitiendo cancelación gratuita.
Además, el gobierno ha impuesto salvaguardias para proteger la red de oficinas, especialmente en zonas rurales o con escasa competencia, así como la continuidad del crédito para pymes. BBVA se ha comprometido a no cerrar sucursales esenciales y a mantener líneas de financiación para autónomos y pequeñas empresas al mismo nivel.
La incertidumbre de los clientes de Sabadell
Una encuesta encargada por Sabadell reveló que 75% de los ciudadanos se declara en contra de la OPA, que el 82 % de sus ahorradores rechaza la operación, y que hasta el 71 % consideraría cambiar de banco si se concreta la fusión. Estos temores se centran en el posible deterioro del trato personal, sobre todo en oficinas cercanas o entornos rurales, y en que la desaparición del "banco boutique" de Sabadell debilite la atención individualizada.
A corto y medio plazo, la principal preocupación no será un cambio drástico en los servicios del día a día, pero sí podría surgir un ajuste de comisiones cuando expiren los compromisos regulatorios, pasados esos tres años. Asimismo, aunque el cierre de oficinas masivo está vetado por condiciones gubernamentales, BBVA ya contempla clausurar hasta 300 sucursales en zonas redundantes, apelando a la eficiencia y digitalización.
El núcleo de la OPA es una compra de control, pero no una fusión operativa inmediata. Los clientes, por ahora, no notarán alteraciones sustanciales en sus relaciones bancarias. No obstante, es importante estar atento a posibles modificacionesen comisiones e incluso cierres de oficinas cuando expire el plazo de protección.