Hablamos con Elvira Roca Barea, autora de "Las Brujas y el Inquisidor", en Zugarramurdi

El Premio Primavera entra en la Cueva de las Brujas

La realidad del mundo de las brujas es muy diferente a la que nos hacen ver fenómenos como Halloween. La humanidad necesita creer en mitos, en la magia, pero lo que pasó de verdad en procesos como el ajusticiamiento en el siglo XVII en la localidad navarra de Zugarramurdi, tuvo unos motivos bastante explicables. Elvira Roca Barea los desvela en su novela.

Paco Paniagua

Madrid | 22.03.2023 13:05

Elvira Roca Barea en Zugarramurdi Vídeo: Espasa

Asegura Elvira Roca Barea que España no fue, ni mucho menos, el peor país para las brujas en el siglo XVII Aquí apenas fueron ejecutadas una treintena -mujeres y hombres- frente a países como Alemania donde sí hubo persecuciones terribles. Para empezar, corrige errores históricos como que hubiera episodios de brujas en la Edad Media que relata Umberto Eco en "El nombre de la Rosa". Y esto lleva a la historiadora a explicar que, frente al mito y las creencias consolidadas, el fenómeno de la brujería fue posterior y debido a factores que son perfectamente explicables. Supersticiones de todo tipo muy extendidas, guerras religiosas, enfrentamientos por el poder político entre naciones, son algunos de esos factores. Lo que ocurre -asegura- es que la razón es menos glamurosa que la magia, y solemos guiarnos por esta última

"Las brujas y el Inquisidor" -Premio Primavera de Novela- se centra en lo ocurrido en la pequeña aldea navarra de Zugarramurdi, a partir de 1609. Aún hoy Zugarramurdi cuenta con apenas 200 habitantes, pero un espléndido Museo de las Brujas y sobre todo las cuevas donde muchas de aquellas mujeres acusadas en ocasiones por sus propios vecinos se refugiaron, dan fe de los sucesos que allí ocurrieron. La novela, que no es estrictamente ficción, nos lleva hasta el proceso abierto por la Inquisición y el posterior auto de fe, que tuvo lugar en 1610. Y rescata a un personaje esencial y muy poco conocido a pesar de su relevancia, Alonso de Salazar, sacerdote e inquisidor español que tuvo la valentía de cuestionar la veracidad de las teorías sobre la brujería.

En 1609, varias personas son acusadas de brujería en Zugarramurdi. Algo pasajero, en principio, se va complicando y llega a una virulencia inusitada. Es entonces cuando el inquisidor general, Bernardo de Sandoval, envía al joven Alonso de Salazar y Frías a Logroño, sede del Santo Oficio. Lo que preocupaba es que no solo se trataba de hechiceras, mal de ojo o tratos carnales con Lucifer, sino que algunas confesaron terribles asesinatos y la utilización de niños como acólitos del Gran Cabrón. ¿Y porqué ocurría todo esto en esta pequeña aldea no lejos de la raya con Francia? Lo que irá averiguando Alonso de Salazar -y nos cuenta magníficamente Elvira Roca Barea- es que detrás de esos episodios de brujería hay conflictos e intereses variados, desde la religión al enfrentamiento con el Rey de Francia.

El marco histórico

A principios del siglo XVII en España maneja los hilos de la política el duque de Lerma, valido de Felipe III y en Francia reina en sus últimos años Enrique IV, asesinado en 1610 Los lectores deberán prestar atención al modo de proceder del inquisidor español Alonso de Salazar y el francés Pierre de Lancre, quien representa el fanatismo y el abuso de poder, frente a la razón y el entendimiento.

Premio Primavera de Novela 2023

El Premio Primavera de Novela lo concede cada año la editorial Espasa y Ámbito Cultura de El Corte Inglés. Está dotado con 100.000 euros y es, desde su primera edición en 1997, uno de los más prestigiosos en lengua española para apoyar la creación literaria.