'La niña que se tragó una nube tan grande como la torre Eiffel' cuenta una fábula, la de Providence Dupois, una cartera parisina que necesita viajar a Marruecos para reunirse con su hija adoptiva, muy enferma. Pero cuando está a punto de partir, un volcán islandés despierta y paraliza el tráfico aéreo de toda Europa. En su desesperación de reencontrarse con la niña, Providence descubre que sólo le queda una opción: aprender a volar.
Puértolas construye una historia sobre el amor maternal que encierra entre sus páginas tres mensajes: “que el amor lo puede todo, que cada uno puede crear su realidad y que todo es relativo”. Porque, asegura el autor, “la gente debería compararse mucho con los demás antes de decir que es infeliz.
El lugar de nacimiento, que no escogemos, lo determina todo. Alguien tiene todos los derechos por nacer en un país y otro no tiene ninguno por nacer en otro. Pero hay que seguir creyendo. Mientras uno esté vivo, se puede cambiar todo”.
Políglota, habla seis idiomas, inconformista, ha pasado por una veintena de trabajos, nómada, se ha mudado de ciudad más de treinta veces, vive desde hace un año en Málaga y sigue soñando con una infancia en la que su ilusión era vivir en su bañera, “donde era completamente feliz”.
Romain Puértolas sigue triunfando en el boyante mercado francés, donde su nuevo libro ya es éxito de ventas, prepara la adaptación al cine de su primera novela y defiende su forma de escribir “por honesta y sincera. Cuando escribo lo hago con alegría y transparencia, no me supone esfuerzo escribir, lo vivo. Por eso son situaciones rocambolescas. Me gustan las cosas muy vivas, los colores chillones, la gente con mucho carácter”. En cartera está ya su nuevo proyecto. Esta vez con un título corto. Al menos en francés, Revive l’empereur. El título en español tendrá que esperar.