Soñaba Lari, cuando pensó su libro, en que estuviera en la mesilla de los niños hospitalizados "y sirviera de lámpara mágica de los deseos a la que pedirle juegos". Juegos para compartir con otros niños, con sus padres o con otros adultos. Y es que este "150 juegos para divertirse dentro y fuera del hospital" contiene, dice la autora, "Juegos muy sencillos, que te hacen usar la imaginación y sobre todo las emociones y la expresión de los sentimientos que en un hospital están a flor de piel". No sirven sólo para el hospital, aunque sí están adaptados para ser disfrutados en lugares tranquilos, donde no sean necesarios ni muchos medios ni mucho espacio. Por eso son ideales también para ir en coche y que los kilómetros se pasen antes.
Pero si hablamos de entorno hospitalario, el libro es idóneo para que los más pequeños logren encontrar una actitud positiva que haga frente a la adversidad. Según la autora, la alegría "es como un círculo virtuoso que realmente crea esa energía positiva y ese optimismo tan necesario cuando uno está en el hospital".