Jordi Llobregat, que se estrena en el mundo de la literatura con esta novela, es un lector de los que huelen los libros antes de leerlos “porque ese olor me devuelve a la infancia y eso es muy especial. Me acuerdo del olor de muchos libros”.
Confiesa el autor que su instinto de escritor se destapó de golpe al conocer la historia de Andreas Vesalio, considerado el padre de la anatomía moderna. “Según se cuenta en 1561, Vesalio fue juzgado en Madrid por un tribunal de la Inquisición y condenado a la hoguera por haber diseccionado a un hombre vivo. Al parecer, abrió el pecho de un joven noble y el corazón latía todavía. Me pareció bastante increíble que un médico de la experiencia y conocimientos de Vesalio cometiera un error de ese calibre. Mi imaginación tomó el control de mi mente y me dije que quizás no fue un error. Quizás el joven noble sí estaba muerto y quizás Vesalio, durante la disección, aplicó alguna técnica secreta, un método experimental, que consiguió que volviera a latir el corazón del cadáver para horror de quienes lo rodeaban”.
Con esos mimbres, Jordi Llobregat ha confeccionado una novela de misterio capaz de atrapar al lector desde el principio. Y aunque el relato está perfectamente concluido, encierra su propio misterio porque “el final es opcional, es el lector quien va a elegirlo. Todos serán buenos pero serán de cada uno”. ¿Se atreve a poner el suyo?