A través de una serie de poemas dispuestos tipográficamente como si fuesen prosa, Caballero Bonald nos conduce por una crítica de la vida y la cultura que mezcla la parodia, la ironía y el sarcasmo. Arremete contra los personajes que detesta: "los sumisos, los gregarios, los obedientes y los dogmáticos, que eran figuras muy presentes en mi libro anterior".
En esta ocasión, amplía el terreno temático para hablar también "de las barbaries del Próximo Oriente, de la destrucción de la cultura antigua de Babilonia y de Asiria". Para él, la poesía es una vía de escape a la "iracundia" que le producen estos hechos: "como no me puedo ir a combatir al Próximo Oriente, lo hago con la palabra".
Caballero Bonald intenta desaprender muchas cosas aprendidas de memoria o por la fuerza. "La poesía siempre abre paso a una nueva realidad. Intento aprender de nuevo todo lo que he ido aprendiendo malamente". La insumisión es, para él, "un arma y una manera de ejercer el oficio de poeta. Un poeta sumiso es sólo un escribiente". Y, en ese sentido, la duda y la incertidumbre son "fundamentales" para asomarse a los enigmas que están detrás de la realidad. Por eso, cree que las personas que están seguras de todo son "imbéciles".
A sus 88 años, el autor confiesa que le cuesta cada vez más escribir: "me alarma que, a mi edad, siga escribiendo poesía. Es una especie de abuso de poder". Fiel a su estilo depurado, el libro ha tenido tres reescrituras. Para su disgusto, hace unos días encontró que un adjetivo se repetía: "me amargó el día porque después de tanta revisión, me duele mucho que se me escapara ese defecto". Con todo, siente una "energía nueva, una especie de brote tardío que me está haciendo escribir más intensamente que nunca".
El autor de 'Desaprendizajes' no cree "necesario ni importante ni recomendable" localizar los restos mortales de los personajes ilustres de la cultura española, como ha ocurrido con Miguel de Cervantes: "deberían seguir reposando donde estaban como sucede también con los de Lorca". En lugar de honrar los restos, Caballero Bonald apuesta por hacer justicia a la persona.