'Vivir es fácil con los ojos cerrados', de David Trueba, se ha alzado esta noche como la triunfadora de la 28 edición de los Goya, con seis galardones de los siete a los que aspiraba, aunque la que acumuló mayor número de estatuillas fue "Las Brujas de Zugarramurdi", con ocho de diez a las que optaba. Lo más importante de estos Goya es que fue la noche en que los eternos perdedores pasaron a ser ganadores. David Trueba, que acumulaba una decena de nominaciones sin premio, se llevó el reconocimiento al mejor director, al mejor guión original y a la mejor película por "Vivir es fácil con los ojos cerrados", una tierna historia sobre un profesor que en la España de los sesenta enseñaba inglés con las canciones de los Beatles.
El personaje real en que se inspiró, Juan Carrión, de 89 años, fue testigo en la sala de cómo Trueba subía tres veces al escenario para acordarse sucesivamente de la gente humilde y trabajadora, de los actores con los que "es un placer" trabajar y de aquellos a los que este año han tomado el testigo en la categoría de perdedores. Javier Cámara, mejor actor, reconoció haber soñado varias veces con este momento, algo que no puede decir su compañera de viaje, la jovencísima Natalia de Molina que se llevó el premio a mejor actriz revelación en su primera nominación.
Aunque no competía en las grandes categorías, "Las Brujas de Zugarramurdi", de Alex de la Iglesia, ganó por número de estatuillas con su trepidante y delirante aventura ambientada en el norte de España. El más deseado de ellos, probablemente, el que recogió de manos de Javier Bardem una emocionada Terele Pávez. A sus 74 años, la actriz bilbaína ha conseguido su primer Goya por su papel en "Las brujas de Zugarramurdi", y se lo agradeció al mismo director que hace años la rescató para el cine con su debut "El día de la Bestia" y que hoy no estuvo en la gala porque se encuentra en Argentina. También se fue más que satisfecho el equipo de "La Herida", una película de pequeño presupuesto que ha supuesto su opera prima en la dirección de Fernando Franco, montador de películas como "Blancanieves" -la ganadora del año pasado- o "Alacrán Enamorado".
Este drama sobre los padecimientos de una joven con trastorno límite de la personalidad se llevó dos de los tres Goya a los que aspiraba: mejor director novel, y mejor actriz protagonista para Marián Álvarez, tal y como apuntaban las quinielas, tras los premios cosechados en el Festival de San Sebastián. La protagonista de prácticamente cada plano de esta película, vestida de azul 'klein', tuvo su momento reivindicativo cuando, en referencia a la reforma del aborto, afirmó: "No vamos a permitir que nadie ni nada decida por nosotras". Entre los perdedores, "La gran familia española", que partía como favorita con once nominaciones y se tuvo que conformar con dos Goyas, el de mejor canción (Josh Rouse) y el de mejor actor de reparto, para un Roberto Álamo que se lo dedicó "a todos los actores del país, los que trabajan y lo que no".
La gala estuvo también marcada por un protagonista ausente, el ministro de Educación, Cultura y Deporte. Entre las críticas por un gesto que muchos consideraron "patético" e "impresentable" y el deseo de no convertir a José Ignacio Wert en el centro de la fiesta, lo cierto es que su ausencia fue destacada por actores y directores que coincidieron en que es la evidencia de un amargo divorcio entre el Gobierno y el mundo del cine. "Nuestro cine está muy por encima de nuestro ministro de anticultura", dijo Javier Bardem al subir al escenario a entregar el premio a la mejor actriz de reparto, y tuvo también palabras de reconocimiento para la "marea blanca de esperanza", en relación con la sanidad pública.
También en su monólogo inicial en el escenario del Centro de Congresos Príncipe Felipe, Manel Fuentes hizo mención a esta ausencia histórica. "Yo creo que vendrá porque además de Cultura es ministro de Educación. Si no viene, serían los primeros Goya sin ministro de Cultura", afirmó.
En un año negro para el cine español, el presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, arrancó los aplausos del público cuando señaló que "hacer películas hoy en nuestro país es un acto heroico" y agradeció públicamente al presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, su posicionamiento a favor de la rebaja del IVA cultural. Con la sensación de repetir la misma letanía cada año, González Macho repasó los principales problemas del sector -piratería, cierre de salas, caída de la recaudación- y criticó las "medidas que se anuncian y nunca llegan".
En su discurso de despedida como presidente de la Academia, también pidió perdón por las metas no alcanzadas y apeló a la imaginación: "no van a poder acabar con los sueños de todos". Antes de comenzar la gala, en el exterior del Hotel Auditorium de Madrid, las protestas tomaron protagonismo: unos doscientos trabajadores afectados por el ERE de Coca Cola y decenas de miembros de la plataforma antidesahucios pidieron la solidaridad de actores y directores que desfilaban por la alfombra roja. Algunos como Pilar y Javier Bardem, Antonio de la Torre, Inma Cuesta, se acercaron brevemente a ellos y otros, como Fernando Trueba o Juan Diego Botto incluso posaron con sus pegatinas.