Catherine Hettinger creó este pariente plano de la peonza en el año 1993 para fortalecer los dedos de su hija Sarah, que sufría una enfermedad inmune y no podía mover bien las manos. Aunque vendió unos miles de ejemplares en ferias tuvo que admitir que casi nadie compraba.
A finales del pasado año vio como empezaban a venderse de nuevo y en los primeros meses de este año el consumo se disparó.
Ella no ha podido disfrutar de este éxito porque los spinners que se están vendiendo no son suyos, sino de empresas que han aprovechado su idea para dar el golpe.
En los últimos quince días ha sido el producto para niños más vendido en Amazon, a pesar de que las escuelas lo han prohibido para que sus alumnos no lo saquen en medio de la clase y distraigan a todo el mundo con sus vueltas