Esta recomendación, que se incluirá en una próxima onco-guía, no supondría un adelanto de la edad de cribado del cáncer de mama, que consiste en mamografías periódicas cada dos años entre los 50 y los 69 años (entre los 45 y los 69 en algunas comunidades), sino en una primera consulta y prueba a los 35 años, cuando el número de cánceres de mama comienza a aumentar.
Así lo ha avanzado, en un acto organizado por la Asociación Española contra el Cáncer (Aecc) con motivo del Día del cáncer de mama que se celebra el próximo día 19, el coordinador de la sección de Ginecología Oncológica de la Sego, Javier de Santiago, que ha señalado que el documento verá la luz previsiblemente en noviembre.
El número de casos de cáncer de mama ha aumentado en los últimos años en todas las franjas de edad y un porcentaje de ellos (entorno al 20 %) se da en mujeres menores de 45 años, que están fuera de los sistemas de cribados. No obstante, la incidencia de la enfermedad es hasta tres veces mayor en la franja que va desde los 50 a los 55 años.
El dato positivo es que la supervivencia no deja de aumentar y ya alcanza el 83 % a los cinco años del diagnóstico, la tasa más alta de Europa, mientras que la mortalidad desciende cerca de un 2 % cada año.
Una de las razones que explican estos buenos resultados es que tres de cada cuatro casos se diagnostica en estadios iniciales, tal y como ha señalado Dolores Salas, de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
Salas ha insistido en que la edad de cribado está bien establecida y se ha mostrado contraria a rebajarla, puesto que los estudios han evidenciado que por debajo de los 45-50 años no está demostrado el beneficio de las mamografías y tienen lugar falsos positivos e intervenciones innecesarias.
Por debajo de esa edad, Salas ve necesario tener en cuenta los factores hereditarios y genéticos, tumores que representan un 10 % del total, según ha indicado el coordinador del Grupo de Trabajo de Cáncer de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (Semfyc), Fernando López-Verde.
Este experto ha abundado en la importancia de la prevención y en la adopción de hábitos saludables, como controlar el peso, una alimentación equilibrada, actividad física, la lactancia materna y evitar o reducir al máximo la terapia hormonal sustitutiva que se da en la menopausia. "Si todo esto se llevara a cabo, se reduciría hasta un 50 % la posibilidad de desarrollar un cáncer de mama", ha asegurado.
Por su parte, el portavoz de la Sego se ha referido al diagnóstico del cáncer de mama en mujeres jóvenes, que aún no han cumplido sus deseos de maternidad y ha denunciado que no todas las comunidades autónomas ni hospitales ofrecen a estas mujeres la posibilidad de preservar su fertilidad después del tratamiento que, en el 98 % de los casos, ocasiona una menopausia precoz.
Este fue el caso de María Sáez, a la que le detectaron un cáncer de mama con tan solo 22 años tras varios diagnósticos erróneos y después de un peregrinaje de médicos hasta que, finalmente, acudió a las urgencias de un hospital "suplicando" que le hicieran una biopsia por los fuertes dolores y secreción de sangre que sufría. "Nadie me informó sobre la posibilidad de conservar mis óvulos para poder ser madre", ha denunciado esta paciente que, desde los 22 años y tras la terapia hormonal padece una menopausia precoz.
Por esto, los expertos han demandado que se habiliten "vías rápidas" para que, ante la más mínima sospecha, se pueda acceder a un diagnóstico en un plazo no superior a las dos semanas y abordar la enfermedad cuanto antes.