Sntiago Niño Becerra compara las previsiones económicas con las de la metereología por la imposibilidad de predecir ciertos aspectos. Señala que la deuda del mundo es impagable, que la próxima "tormenta" vendrá por escaseces y que el crédito no volverá al gran público porque la prioridad para los bancos es la solvencia y la seguridad por encima de la rentabilidad.