España afrontaba en Boston un amistoso que en realidad no lo era tanto por varias razones. El objetivo era que en cierto modo 'vengarse' de una selección, la estadounidense, que nos pintó la cara en la pasada Copa Confederaciones. De este modo volveríamos a recuperar la dinámica ganadora en los partidos no oficiales tras los descalabros antes Argentina o Portugal y lo haríamos, además, ante uno de nuestros más recientes 'verdugos'.