La idea es, en una sola voz, en la acción conjunta que podemos encontrar a través de las redes sociales'#RojaAFabra' "sacar tarjeta roja" al president de la Generalitat, pedir su dimisión y la de todo el Consell, y exigir la celebración de elecciones anticipadas. La protesta se llevará a cabo a las 19.00 horas de manera paralela en la Plaza de la Virgen de Valencia y en la Plaza María Agustina de Castellón el próximo 7 de marzo.La batería de peticiones es muy ambiciosa, pero lo cierto es que numerosos colectivos se han sentido agraviados estos últimos años por la política de recortes que ha impuesto el consell.
La protesta concentrará a los colectivos a los que estamos acostumbrados a ver protestar, y también a otros, como el colectivo de la dependencia, afectado por los recortes del gobierno central y autonómico, los colegios afectados por la supresión de aulas e incluso las plataformas que protestan contra las prospecciones petrolíferas. Será una marea de protestas con el color rojo, porque al terminar la concentración, han decidido, igual que un árbitro de fútbol, sacar una tarjeta roja al president de la Generalitat.Cierto es que en el último año la calle está plagada de manifestaciones y eso es sin duda resultado de una sociedad de libertad de expresión, pero no es tan cierto que esas protestas sean escuchadas en su justa medida por los que gestionan el ámbito de lo público.
Esta marea de tarjetas rojas sumará una protesta más, pero debería servir a nuestros gobernantes para salir a la calle y tomar nota del dolor ciudadano, de las familias que lo pasan muy mal, de la cada vez más competencia que hay en la calle para rebuscar en contenedores de basura. Los gobernantes están en sus gabinetes y convendría que bajaran a veces a tierra para hacer políticas más reales y examinar su conciencia, que a veces, parece que no la tienen.