Primera conclusión: no ha sido un mal año, especialmente en lo que hace a autores españoles y eso que hemos convenido en llamar no ficción.
Segunda conclusión: a las lectoras les va el morbo. El fenómeno del año ha sido el porno escrito por y, sobre todo, para mujeres.
Porno femenino
La trilogía Cincuenta sombras, de E. L. James (Grijalbo), ha sido la gran triunfadora –en ventas– del año, tanto en España como en la mayor parte de los países europeos y Estados Unidos.
Con ella se rompió uno de los tópicos del mundo editorial, “las mujeres no compran porno”. Garantizado el éxito comercial, debemos entrar en consideraciones literarias. La calidad de los tres títulos de la saga, como los de la mayoría de novelas surgidas a su sombra, es baja. De hecho –me encanta la definición– un crítico norteamericano la llamó “literatura de kiosco con vello público y orgasmos”.
La trilogía se expandió por el mundo tras su éxito desmesurado en un país más mojigato que el nuestro, como son los Estados Unidos, y gracias al eBook. Con los lectores digitales “nadie sabe lo que lees” y muchas mujeres se lanzaron a consumir romanticismo erótico sin miedo al qué dirán.
El resto lo hizo unas muy buenas campañas de marketing que, en España, incluyeron, incluso, una gira sexológica.
Al calor del éxito de Cincuenta sombras otras editoriales tomaron posiciones. Espasa, por ejemplo, contrató la trilogía Crossfire, de la reputada escritora de novela romántica Sylvia Day. Mantiene los escenarios lujosos pero sin la carga sadomasoquista de la primera y con algo más de profundidad en los personajes.
Entre las autoras españolas destaca, sobre todo, Noelia Amarillo con Quédate a mi lado (Terciopelo), un verdadero boom en su versión digital. Además, escribe mejor que la mayor parte de sus colegas anglosajonas.
Éxitos internacionales
Este 2012 ha sido, también, un año de lanzamientos internacionales sonados.
El más esperado fue El invierno del mundo, de Ken Follett (Plaza & Janés). La segunda entrega de su serie sobre el siglo XX. Sigue la saga de las cinco familias que nos presentaba en la primera parte, La caída de los gigantes.
Comparando una y otra novela, en el apartado positivo, esta segunda cuenta con una trama más apasionante, que va desde el ascenso del nazismo hasta la II Guerra Mundial, incluyendo episodios en la Guerra Civil española. Follett es un maestro trenzando tramas paralelas. En lo negativo, la acción, mucho más trepidante, hace que los personajes parezcan –aquí debería escribir “me parezcan” – algo más planos.
La semana pasada apareció la primera novela para adultos de JK Rowling, la creadora de la saga Harry Potter. El libro se titula Una vacante imprevista (Salamandra). Aún no lo he leído y hay disparidad de opiniones en la prensa internacional. En unos días lo comentaré.
Hubo también expectación por ver qué tal era la nueva novela de la española Maria Dueñas. Su libro anterior, El tiempo entre costuras(Temas de hoy), fue el fenómeno editorial de los últimos dos años en el mercado español.
Misión olvido(Temas de hoy) ha funcionado bien aunque, de momento, no parece que vaya a alcanzar la dimensión comercial de su antecesora. En ella, María Dueñas ha cambiado de registro. Me parece una buena elección, insistir en el mismo tema o personajes hubiera supuesto una comparación de la que no sabemos si hubiera salido bien librada.
Nota al margen – Debería hacerse un estudio sobre los nervios y el miedo de un escritor que ha triunfado de una forma extraordinaria con una novela, al abordar la siguiente. Es lo que alguien llamó el síndrome Ruiz Zafón tras La sombra del viento(Planeta).
La nueva novela de Dueñas tiene una parte situada en la actualidad aunque explora –el sello de la casa el pasado reciente–. Es más tranquila y más reflexiva que El tiempo entre costuras.
El Diario de invierno, de Paul Auster, fue también un libro muy esperado y un regalo para el lector español, ya que aquí salió seis meses antes que la edición en inglés. Se trató de una auténtica primicia mundial que se anotó editorial Anagrama.
Diario de invierno son las memorias de Auster al cumplir los sesenta años. Es un texto bueno, divertido y muy esclarecedor para entender su obra.
De la quinta entrega de Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin (Gigamesh), hablaremos la semana que viene.
Autores españoles
Escribía antes que 2012 ha sido un año con muy buenas novelas de autores españoles. Me ha costado mucho hacer una selección y he tenido que dejar en el tintero –¿en el teclado? – una docena más de títulos muy interesantes (los hemos destacado en nuestro blog, los pueden consultar fácilmente).
Absolución, de Luis Landero (Tusquets), se mueve en el límite entre la novela y el pensamiento. Se trata de una reflexión sobre el pasado y la felicidad que parte de la historia de un treintañero que, a punto de casarse, sufre un incidente callejero que se transforma en una especie de pesadilla que lo llevará a cuestionarse su vida.
Las leyes de la frontera, de Javier Cercas (Mondadori), confirma a un peso pesado de nuestra literatura actual. El argumento gira sobre tres pequeños delincuentes de extrarradio –los reyes de los años 70– y su evolución posterior. Un triángulo que vendría a ser la cara B de la Transición española (¿se acuerdan de El vaquilla y de todos aquellos chavales metidos en la vorágine de las drogas, la marginalidad y la delincuencia? No fue hace tanto).
El tango de la guardia vieja, de Arturo Pérez Reverte (Alfaguara), es una obra de madurez creativa y vital. Nos devuelve a un Pérez-Reverte en su mejor registro. Mezcla aventura y romance de los de antes, con personajes magníficos y tres espacios temporales y geográficos distintos. Empieza en Argentina, en 1928, con una apuesta inusual.
El lector de Julio Verne, de Almudena Grandes (Tusquets), es la segunda entrega de la ambiciosa serie Episodios de una guerra interminable. Está situada en la serranía de Jaén, en 1947, durante la guerra dura y sucia entre el maquis y la Guardia Civil. Su protagonista es Nino, un chaval de nueve años, hijo de un guardia civil. Es estremecedora, con su mezcla entre novela de iniciación y de retrato social, político e histórico.
La memoria ha sido un tema recurrente este año.
No me cuentes tu vida, de Luis García Montero (Planeta), recorre la historia reciente de nuestro país de la mano de tres generaciones de una misma familia. Se centra en tres episodios genéricos: la guerra, la transición y la crisis actual. Además del componente histórico, ofrece una buena reflexión sobre la incomunicación generacional.
Andrés Trapiello insiste en el tema del pasado con Ayer no más (Destino) aunque le da un enfoque distinto e incómodo. Trapiello es un especialista en meter el dedo en la llaga. La novela pare de un asesinato durante la Guerra Civil y el encuentro, setenta años después, del hijo de la víctima con uno de los asesinos, un próspero empresario. La novela cuestiona, entre otras cosas, la bondad per se de la “memoria histórica” y reflexiona sobre sus aristas.
Novela histórica
Asentada la novela negra, es la histórica la que se comporta como un Guadiana que va y viene. Este año ha sido una de las tendencias en alza. Hay varios síntomas que lo demuestran: por un lado, al Premio Planeta se presentaron muchos originales históricos –medievales, sobre la Grecia clásica o la Roma imperial–; en Frankfurt, la feria del libro por excelencia, abundó la oferta y, finalmente, el premio Booker, el más importante en lengua inglesa, fue para una novela histórica de Hillary Mantel.
Victus, de Albert Sánchez Piñol (La campana), ha sido una de las sorpresas del año. Toma un episodio capital de nuestra historia y lo convierte en apasionante ficción. Narra el asedio y caída de Barcelona durante la Guerra de Sucesión, en 1714. A la trama histórica suma un montón de elementos relacionados con la ciencia y la tecnología de la época.
Aspasia, amante de Atenas, de Julio Medem (Espasa), merecía más interés del que despertó con su lanzamiento. Maldita crisis. Recupera una figura histórica real y de vida apasionante, Aspasia de Mileto, amante de Pericles y propietaria de un burdel de lujo en el que se dieron cita los intelectuales griegos más importantes de aquel Siglo de Oro. Es una novela trepidante y bien documentada.
Muy buena acogida tuvo en nuestro país la trilogía El país de la nube blanca, de Sarah Lark (ediciones B). Este año se han publicado dos entregas –algo inhabitual pero justificado por la expectación creada–: La canción de los maoríesy El grito de la tierra. Se trata de una saga familiar con mucho peso de los personajes femeninos, una más que correcta mezcla de reconstrucción histórica, aventura, amor y traiciones en el marco geográfico de Nueva Zelanda. En Alemania, su país natal, y España, reside en Mojácar (Almería), Lark cuenta con una legión fieles seguidoras