Personajes como Rubén Bertomeu, un hombre de carácter autoritario, amante del poder y todas sus ventajas, últimamente están muy de moda y podemos encontrar en las series de televisión numerosos ejemplos de los estragos que causa el poder. Aunque el protagonista de Crematorio se dedica a la construcción y la compra venta de terrenos urbanizables, las series se sumergen habitualmente en las entrañas del poder de la mano de políticos que, con cargos más o menos importantes, demuestran la cantidad de escrúpulos que gastan. Concesiones de obras hechas a dedo, favores politicos que decantan una votación, mentiras que manipulan la opinión pública, chantajes o desvíos de fondos públicos son los ingredientes habituales de series como Boss, Secret State, Political Animals o The Thick of It. El último ejemplo llegará en el mes de febrero, cuando Netflix estrene la adaptación de la obra británica House of Lies, que protagonizará Kevin Spacey.