Primero, el breve resumen.
Lorenzo Silva, con La marca del meridiano, y Mara Torres, con La vida imaginaria, se proclamaron anoche ganador y finalista del Premio Planeta 2012.
La marca del meridianoes la séptima entrega de la serie protagonizada por los guardias civiles Rubén Bevilacqua yVirginia Chamorro. Los escenarios geográficos de la novela son Madrid y Barcelona, ciudades entre las que se sitúa el meridiano de Greenwich –de ahí el título–, que no es, por desgracia, la única línea que las separa. El argumento gira en torno a una investigación que removerá el pasado de Bevilacqua y los de determinadas personas que cruzaron líneas que no deberían haberse cruzado.
Para quien quiera sumergirse en el universo de Bevilacqua y Chamorro, les recomiendo la segunda novela de la serie, titulada El alquimista impaciente (Destino).
Mara Torres es periodista. Ganó fama entre los noctámbulos por los años en los que presentó el programa Hablar por hablar, en las madrugadas de la Cadena Ser. Actualmente, presenta La 2 Noticias en Televisión española. La vida imaginaria es una historia de amor y abandono que se centra en las cuitas de una mujer joven que intenta superar el trauma de ser abandonada por su pareja.
Y ahora, seis meditaciones sobre el premio.
Primera meditación. Qué importante es contar con la discreción del jurado y de los lectores/editores. Lorenzo Silva, por mucho que se ocultase tras un seudónimo, no debe haber sido muy difícil de identificar si sus protagonistas son los inefables Bevilacqua y Chamorro.
Segunda meditación. Se confirma la importancia editorial de la novela negra española en momentos de crisis. En tres momentos muy delicados de nuestra historia reciente han ganado tres nombres fundamentales del género: Manuel Vázquez Montalbán, en 1979, por Los mares del Sur, Francisco González Ledesma en 1984, por Crónica sentimental en rojo, y, ahora, Lorenzo Silva. Esto es: el detective Pepe Carvalho, el comisario Méndez y los guardias civiles Bevilacqua y Chamorro.
Tercera meditación. Funciona muy bien la dupla escritor/a con periodista o personaje mediático. En las 20 últimas ediciones destacan, a mi juicio, estas cuatro parejas, en las que los periodistas/mediáticos –eso es Caso, Schwartz, Preciado e Izaguirre– estaban, a mi juicio, en el momento más dulce de sus respectivas –y largas, afortunadamente– carreras.
1994 – Camilo J. Cela y Ángeles Caso
1996 – Fernando Schwartz y Zoe Valdés
1999 – Espido Freire y Nativel Preciado
2007 – Juan José Millás y Boris Izaguirre
Cuarta meditación. En los últimos años destaca, también, un notable esfuerzo por conseguir un, digamos, “equilibrio sexual”. De las últimas 20 ediciones –eso es, desde 1993–, en 16 ha habido pareja escritor-escritora, 2 veces el ganador y el finalista han sido hombres y en otras dos ocasiones mujeres. Equilibrio... casi perfecto, porque ha habido más ganadores hombres, 13, que mujeres, 7.
Quinta meditación. Como peso intelectual y literario, al margen de la calidad de las novelas que presentaban, el año más espectacular fue 1954, con Ana María Matute, ganadora con Pequeño teatro, e Ignacio Aldecoa, finalista con El fulgor y la sangre. No estuvo tampoco nada mal 1993, con Mario Vargas Llosa, ganador con Lituma en los Andes, y Fernando Savater, finalista con El jardín de las dudas.
Sexta meditación. En los últimos años se empieza a dar el triplete planetario, o sea, ganar los tres grandes premios que otorga el grupo: Nadal (editorial Destino), Primavera (editorial Espasa) y Planeta (de la editorial del mismo nombre). Ya los han conseguido Lucía Etxebarría, Juan José Millás y Lorenzo Silva. Los dobletes son abundantes y, si ampliamos la nómina de premios al Alfaguara, Herralde, Fernando Lara o Biblioteca Breve, por ejemplo, descubrimos que algo más de una veintena de escritores copan el 80% de los galardones y finalistas.
