El del Cholo Simeone que desde que ha llegado el equipo no ha perdido ni ha encajado un solo gol. Se trata de dos aspirantes a ganar la otra liga. La que juegan todos menos el Madrid y el Barça.
Dejando a parte lo de los arbitrajes porque creo que ha llegado el momento típico de todas las temporadas. Entramos en la estúpida espiral de que ahora resulta que cada vez que llora alguien van y le ayudan los árbitros. ¿Alguien puede creerse esto? El Barça dice que le pintan mal los arbitrajes. Llega el Valencia y se queja de que por esos lamentos les han perjudicado a ellos. Y ahora toca que si hay alguna decisión favorable al Valencia sea el Atlético quien se queje.
Lo dicho, una vorágine tan habitual por estas fechas como absurda. Lo digo sinceramente. No dudemos de la honestidad de nuestros árbitros. Les matamos cuando se equivocan y lo hacen bastante menos que cualquier jugador, entrenador o presidente. Eso seguro. Pero claro no tienen afición que les defienda, incluso su presidente. Sánchez Arminio sólo lo hace muy de vez en cuando porque prefiere el silencio. El suyo y el de sus árbitros a los que prohíbe hacer declaraciones. A lo que iba. El Atlético de Madrid lanzado contra un Valencia fuerte, pero que puede estar cansado.
Tampoco perdemos de vista el Getafe – Real Madrid. El mejor Getafe de la temporada recibe a los blancos que han olido la sangre del título de liga y muerden por él. De hecho tras la eliminación de Copa sacaron adelante el partido contra el Zaragoza con susto, pero con solvencia. Hablaremos con el entrenador del Geta, con Luis García Plaza. Conectaremos con El Cairo para que nos cuenten cómo es el día después de la tragedia vivida ayer con 75 muertos y cerca de mil heridos. Todavía impresionados con el relato que ayer nos dejaron Juanjo Maqueda y Oscar Elizondo desde aquel país.
Y para terminar, todos los jueves dedicaremos unos minutos a la NBA. Hoy aprovechamos para hablar con Amaya Valdemoro, no sólo de la Liga americana, ella tiene tres anillos, sino de su vuelta a las canchas cuatro meses después de haberse roto las dos muñecas. Lo ha pasado fatal, pero ya la tenemos otra vez dispuesta a jugar.