Estrenada en España en 1992, El Príncipe de Bel Air se convirtió durante seis temporadas en un ingrediente esencial de las sobremesas de nuestro país. Mientras comíamos veíamos a como Will llevaba a cabo uno de sus terribles planes, con la complicidad de su primo Carlton, la permisividad de su tía Vivian y la atenta mirada de Geoffrey, el criado de origen inglés. Para arreglar los enredos en los que se veían envueltos Will y Carlton ahí estaba el tío Phil, para defender sus intereses, o para convertirse en la peor de las pesadillas de su descarado sobrino. Pero no era el único que sufría su peculiar forma de ser.
Tras participar en ciento cuarenta y siete episodios, la totalidad de la serie, Avery volvió a ocupar el lugar silencioso del que había llegado a la famosa producción, a pesar de que tuvo la oportunidad de protagonizar Sparks, una serie poco conocida en la que interpretaba a un abogado, de 1996 a 1998. Secundario en multitud de series de televisión tanto de primera como de segunda línea, sus últimos trabajos más conocidos son el papel del Dr. Crippen en The Closer o sus participaciones puntuales en Harry’s Law y Anatomía de Grey. En su extenso curriculum, en el que encontramos más de ciento setenta producciones, también ocupa un lugar importante su faceta como doblador, ya fuese en videojuegos o series de animación.
En definitiva, un historial televisivo discreto que, gracias a un papel tan común como singular, consiguió ganarse un hueco en el recuerdo de la audiencia gracias al éxito de El Príncipe de Bel Air. A pesar del carácter desagradable del personaje y su rol de aguafiestas. ¡¡Hasta siempre tío Phil!!