La defensa ha insistido en la gran cantidad de alcohol que Almeida habría bebido esa jornada (hasta 5 botellas de litro de cerveza).
Sin embargo, tanto el guardia civil instructor del caso como el secretario, como los agentes que detuvieron a Almeida, han afirmado que no presentaba signos de estar ebrio ni con problemas de deambulación.
Otro de los guardias civiles ha afirmado que las lesiones que presentaba el niño son compatibles con una “elevada violencia” ejercida sobre su cuerpo, resultado de una asfixia ocasionada por presión sin que tuviera la más mínima oportunidad de defenderse.
Por su parte, el Guardia Civil encargado del volcado de las imágenes de las cámaras de seguridad de la urbanización afirma que Almeida mandó al niño a subir por las escaleras mientras que él subió por el ascensor para evitar que se les viera juntos dado que sabía de la presencia de las cámaras grabando.