Casilda Iturrizar, de origen humilde, la gran fortuna heredada de su marido Tomás José de Epalza provocó su extraordinario ascenso social. Fue una mujer profundamente religiosa, amante del teatro y de los toros, pero que también se ocupó de gestionar su patrimonio en beneficio de los más necesitados.
Casilda nunca olvidó de dónde venia y sin descuidar sus negocios, mantuvo e incrementó su fortuna que, posteriormente, iría a parar a los más necesitados o a instituciones que se dedicaban a cuidar de ellos.
A su muerte, legó mucho dinero a varias labores benéficas, sobre todo dirigidas a mejorar la formación y posibilidades de hombres y mujeres que no habían tenido su fortuna.
En su testamento, entre algunos de los beneficiados encontramos a la Casa de expósitos de Bizkaia, la Santa Casa de la Misericordia, dotes para huérfanas, el santo Hospital Civil, misioneras del Corazón de María, becas para estudios eclesiásticos y civiles...
Hoy en día, llevan su nombre las becas que entrega el Ayuntamiento de Bilbao a diez estudiantes de 4ª de la ESO. Así mismo, en la calle Viuda de Epalza de Bilbao existe un escudo en memoria de doña Casilda de Iturrizar. En el parque que lleva su nombre también se levantó un monumento en su honor. Cabe mencionar que es la única persona que tiene dos calles con su nombre en Bilbao.