Osakidetza cambia radicalmente el protocolo sanitario en los colegios. No cerrará un aula con un solo positivo ni hará pruebas al resto de alumnos de ese aula, como se venía haciendo hasta ahora a través de las pruebas de saliva. En plena expansión de ómicron, y también con el avance de la vacunación en el grupo de edad entre 5 y 12 años, el Departamento de Salud ha decidido limitar el rastreo masivo en las clases y aplicar un modelo similar al de los adultos: solo hará pruebas a los alumnos que sufran algún tipo de enfermedad y que, por lo tanto, sean más vulnerables en caso de contagio, como niños que estén con algún tratamiento frente al cáncer, diabetes mal controlada, desnutrición, enfermedades renales o trasplante. El resto, la gran mayoría del alumnado, no será considerado contacto estrecho y por lo tanto deberá acudir a clase con normalidad salvo que presente síntomas.