Celta de Vigo 1 - 0 Osasuna

Osasuna no engancha con Europa

El Celta ganó con un gol de penalti transformado por Iago Aspas mediada la segunda parte.

Javier Saralegui

Pamplona / Iruña |

Ante Budimir en Balaídos
Osasuna no engancha con Europa | X @Osasuna

Es uno de los mantras del osasunismo. Superada, de momento, la época en la que ser aficionado de Osasuna era estar abonado al sufrimiento extremo para conseguir victorias justitas o empates claves para las permanencias, queda la situación que vivimos ayer: cada vez que el equipo tiene la opción de dar un golpe encima de la mesa y colocarse de manera clara en la pelea por Europa, aparece el miedo escénico y se queda en mitad de la tabla. No puede decirse que el equipo se arrugara en Balaídos, pero sí que adoleció de falta de pegada justo cuando más lo necesitaba.

El esquema táctico de Vicente Moreno se demostró acertado, con una línea de cinco defensas firme y un planteamiento por delante con un 1-5-3-2 que dejaba a Bryan libertad para ejercer de segundo delantero o para moverse de izquierda a derecha. Por detrás de él Moi Gómez, que hizo una muy buena primera parte, hacía lo propio, y Boyomo echaba un cable a Rubén Peña, que se quedaba con toda la banda para él.

A Bryan, que es el que tuvo las mejores ocasiones, le está pudiendo la ansiedad de marcar. Hizo bien los desmarques pero se precipitó a la hora de rematar, y con sus gestos tras fallar demostró lo enrabietado que está por no conseguir el gol que persigue. Budimir no tuvo muchas opciones cerca del área, y a todos en general les faltó madurar las jugadas una vez que lograban encerrar en su área a un Celta que no estaba incómodo con balón, cuestión que demostró en la segunda parte de la primera mitad. Y continuó en la segunda hasta que llegó la jugada polémica del partido.

Es imposible que Torró hiciera falta a Borja Iglesias porque se tiró por delante de él, pero es justificable que el árbitro viera falta y pena máxima en directo. No intervino el VAR y el penalti se lanzó. Y cuando todos esperábamos al Osasuna de Mallorca, que empató por acoso y derribo (con uno más, es cierto) vimos un Osasuna sin empuje, dubitativo, que buscó a la desesperada centros al área toda vez que tenía a sus dos torres, Raúl y Budimir, esperando el remate. El Celta se plantó bien atrás y ahí acabó la historia.

Se apreció la intención de jugar al ataque e ir a por el partido, pero faltó veneno, faltó colmillo. Y si no se saca en los próximos partidos, no habrá manera de enganchar con los de arriba.