El consejero de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor, Juan María Vázquez, ha dibujado en Más de uno Murcia un escenario de vigilancia prolongada para la laguna tras la DANA del pasado fin de semana. Según explicó, el episodio ha dejado más de 10 hectómetros cúbicos de aportes de agua dulce “procedentes de distintas vías”, lo que ya se traduce en una subida de la lámina de agua de 2–3 milímetros y en una disminución esperable de la salinidad.
Vázquez subrayó que los piezómetros registran una elevación del acuífero entre 30 cm y hasta 1 metro, por lo que seguirán produciéndose descargas hacia el Mar Menor durante las próximas semanas. “Esto pone de nuevo sobre la mesa la necesidad de drenar el acuífero y bajar su nivel freático”, apuntó.
En el frente ecológico, el Instituto Español de Oceanografía ha detectado una tendencia de aumento de clorofila en toda la laguna, indicio que obliga a extremar la observación ante posibles procesos de eutrofización. Con todo, el consejero precisó que la preocupación inmediata es evitar una estratificación de la columna de agua (capa dulce sobre salada) que impida el intercambio de oxígeno y derive en hipoxia en fondos. El viento de estos días podría ayudar a romper esa estratificación.
La monitorización —“probablemente el ecosistema más monitorizado del mundo”, dijo— se reforzará no solo en días, sino en semanas, con equipos de la Comunidad (IMIDA, Servicio de Pesca) y de las universidades, además de los sistemas automáticos. Por motivos de seguridad marítima, ayer no se pudieron tomar muestras manuales.
El comité de asesoramiento científico —con investigadores de la Región, CSIC, Universidad de Málaga, Autónoma de Madrid, SOCIB (Baleares) y el Consejo de Estudios Marinos de Venecia— se reúne este miércoles para evaluar datos y proponer medidas.
En cuanto a actuaciones, Vázquez citó la restauración hidrológico-forestal en Jalona, Altaona y Carrascoy, la red de pluviales municipales, las medidas en superficies agrícolas para retener arrastres y los tanques ambientales (con 200.000 m³ capaces de retener los primeros arrastres más contaminantes). El plan regional supone más de 110 millones de euros al año, a los que se añaden inversiones del Estado (restauración minera, infraestructuras antiescorrentías, investigación y monitorización de especies como la nacra). “Si los equipos científicos recomiendan medidas extraordinarias, las adoptaremos”, aseguró.
En la orilla, ya se han retirado 50 toneladas de biomasa, con una estimación total de 4.000 toneladas a retirar para evitar su descomposición, la formación de fangos y el consumo de oxígeno. Las zonas más afectadas por arrastres incluyen San Javier, Los Alcázares, San Pedro del Pinatar y la cubeta sur.
Vázquez recordó que los episodios de lluvias torrenciales serán más frecuentes y que la prioridad inicial ha sido la seguridad de la población. A partir de ahora, el foco está en medir, prevenir y actuar para minimizar el impacto de esta masiva entrada de agua dulce en la salud del Mar Menor.
