El estudio “Balance de carbono de las zonas regables del Trasvase Tajo-Segura”, de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), pone de manifiesto los importantes daños medioambientales que supondría el cierre del trasvase Tajo-Segura. Implicaría un aumento de las emisiones de CO2, y cultivos como los hortícolas dejarían de funcionar como sumidero para convertirse en fuente de emisiones de gases de efecto invernadero, por el aumento de la utilización del agua desalada. En la situación actual, los cultivos regados por el trasvase Tajo-Segura absorben cada año 1,2 millones de toneladas de CO2.
El profesor de la UPCT, Bernardo Marín, ha explicado que “cuando no se aplica agua marina desalinizada, los cultivos analizados son sumideros de CO2, siendo en conjunto los cultivos leñosos nueve veces más eficientes que los cultivos hortícolas. Sin embargo, en el hipotético escenario de sustitución total de agua procedente del trasvase por agua marina desalinizada, todos los cultivos hortícolas se convierten en fuente de CO2”.
El estudio también concluye que, en un escenario de incorporación de agua marina desalinizada, como es el actual, la capacidad del regadío como sumidero de CO2 disminuye en más de un 10%, y si consideramos el escenario de sustitución total de agua del trasvase por agua desalada, la capacidad se vería reducida en más del 40%.
A la presentación del estudio ha asistido el Presidente del Sindicato Central de Regantes, Lucas Jiménez, y ha destacado el daño medioambiental que supondría el cierre del trasvase Tajo-Segura. Jiménez señala que los regantes “estamos acostumbrados a la mezcla de recursos, pero no es momento propicio, ni estamos preparados, para el recorte que supondrá la elevación de los caudales ecológicos” en la
