Hoy se cumplen exactamente 500 años de uno de esos acontecimientos históricos que cambiaron el mundo para siempre. El 29 de abril de 1521, Hernán Cortes y su ejército comienzan la conquista de Tenochtitlan, la capital de los aztecas.
Sin embargo, los españoles no estaban solos; se calcula que llegaron acompañados por un ejército de ciento cincuenta mil indios, principalmente tlaxcaltecas, totonacas, olmecas y otomíes. Estamos hablando de unos quinientos españoles en alianza con unos ciento cincuenta mil indios dispuestos a luchar contra los aztecas, esa civilización que sacrificaba un promedio de 20.000 personas al año, incluyendo niños y bebés que eran inmolados de las formas más tortuosas e imaginativas.
Sería justo entonces decir que los verdaderos conquistadores fueron los propios indígenas, capitaneados por Cortés y la Malinche, los que dieron comienzo así a un proceso único en la Historia de la Humanidad: el nacimiento del virreinato de Nueva España y la creación de “la raza cósmica”, aquella que las aúna a todas. Con el virreinato llegó el periodo de máxima prosperidad, y lo que hoy llamamos México llegó a ser uno de los territorios más ricos y florecientes del mundo.
Trescientos años después comienza la desmembración del Imperio Español y Nueva España alumbra a México, que se extiende en ese momento desde las selvas centroamericanas hasta Alta California y Oregón y la mitad de los territorios de lo que hoy son los Estados Unidos.
Con el tema Tenochtitlan de Santi Vega de fondo, le dedicamos el programa a México, a nuestros hermanos mejicanos y a sus padres; Cortés y la Malinche. Y que quede clara una cosa: España no conquista México; en aquel momento no existía ni lo uno ni lo otro.