Aspectos como la autonomía, el buen ambiente en el espacio de trabajo, o la sensación de aportar en plenitud un servicio a la comunidad son factores que se suman al salario como decisivos para sentirse bien en el empleo. "Curiosamente, el sueldo es en lo que más nos fijamos a la hora de cambiar de trabajo, y sin embargo luego vemos que no es lo más determinante a la hora de encontrarse feliz", señala Varela. En la otra cara de la moneda, las jefaturas acostumbran a ser los elementos que más desazón o frustración generan entre los empleados. La organizadora recalca que existen numerosos estudios con resultados muy impactantes que confirman que un bienestar laboral redunda directamente en el funcionamiento y en el rendimiento de la empresa: "la felicidad es el motor silencioso de la productividad".