El proyecto VINEBOX, liderado por Bodega Matarromera, Ence Energía y Celulosa, y Pago de Carraovejas, ha demostrado la viabilidad de utilizar restos de poda de la vid para producir pulpa de celulosa renovable. Esta pulpa se ha empleado en la fabricación de cajas de cartón y etiquetas sostenibles para vino, cumpliendo con todos los parámetros de dureza y resistencia necesarios.
El consorcio ha trabajado durante dos años en la revalorización de los sarmientos de vid en la D.O. Ribera del Duero, logrando reducir las emisiones de CO2 y dinamizar el sector vitivinícola. El proyecto también ha explorado el uso de los sarmientos en la industria alimentaria y como aislantes térmicos biodegradables.
Nueva Ley de Residuos
Financiado por la Unión Europea y el CDTI, VINEBOX busca cumplir con la nueva Ley de Residuos y promover una economía circular en el sector. La colaboración entre bodegas y entidades tecnológicas ha sido clave para el éxito de esta iniciativa, que representa un paso importante hacia la sostenibilidad y la innovación en la viticultura.
Resultados del proyecto
A través de este proyecto, según Carlos Moro, presidente de Bodegas Familiares Matarromera, se han obtenido cajas de cartón y etiquetas sostenibles procedentes de sarmiento valorizado que "utilizamos en nuestra familia de vinos ecológicos GRANZA, que nos permiten dinamizar la economía esférica de nuestros procesos y reaprovechar coproductos de origen vitivinícola".
Compromiso de Ence
Antonio Casal, director de Desarrollo de Negocio de Celulosa de Ence, ha destacado la importancia de la innovación y la sostenibilidad en la búsqueda de nuevas soluciones dentro de la bioeconomía. «Este proyecto representa un paso más en nuestro compromiso con la transición hacia una economía circular, demostrando que es posible aprovechar recursos naturales como el sarmiento de vid para la producción de celulosa de alta calidad».
Casal ha subrayado el papel fundamental de la colaboración entre los diferentes agentes del sector vitivinícola y tecnológico para hacer posible esta iniciativa: «La implicación de bodegas pioneras y la cooperación con entidades especializadas han sido clave para validar la viabilidad del sarmiento como materia prima renovable. La bobina de papel producida es la prueba tangible de que seguimos avanzando en el desarrollo de soluciones sostenibles que aportan valor al sector y reducen el impacto ambiental.