Más de media hora contra un Racing de Santander con nueve jugadores fue una ventaja que el Ourense no supo aprovechar y el castigo fue el de quedarse sin dos valiosos puntos, tras un encuentro que no movió el marcador.
Fieles a su estilo, los hombres de Luisito salieron a apoderarse del balón desde el primer momento y no les resultó demasiado difícil ante la apuesta de Paco Fernández de situar a Javi Soria y al espigado Juampe por delante de su retaguardia. En el bando local, Juan Martínez era escoltado por Borja Yebra y Adrián Cruz en una medular que dominaban, aún sin la frescura habitual de Iker Alegre y Borja Valle, bien sujetos por los laterales cántabros.
Aún así, el berciano fue el primero en ensayar el disparo a puerta, al rechace de una acción de Javi Hernández, a la que los visitantes respondían con su poderío en la estrategia y en el fuego aéreo en general, cada vez que sacaban algún centro desde la banda, sobre todo del incisivo Lafuente, quien asustó con un disparo mordido que se le escapó por centímetros.
Soria, Juampe y Oriol, fallaron otros tres remates en cadena en otro lance ensayado, mientras los ourensanistas llegaban bien al área, pero no acertaban en el pase desequilibrante y solo un libre directo de Adrián Cruz puso en apuros a Mario, antes del intermedio.
La contienda, en todo caso, se había calentado con la segunda amarilla de Agustín, expulsado en ese último tramo del período inicial. Al trencilla se le fue la mano en las protestas de esa tarjeta roja y amonestó con poco criterio a partir de ahí. El partido se decantaba del lado de los anfitriones, sobre todo después de la segunda expulsión, tras una agresión del pichichi Kone a su marcador Moisés.
El camino hacia una victoria sobre el segundo clasificado se convertía en autopista, pero el juego en superioridad numérica fue una trampa en la que cayó el Ourense de modo estrepitoso. Cuando Gustavo Souto entró por Juan Martínez, los de casa perdían buena parte del equilibrio que les había dado el de Cedeira en la parcela ancha y, al contrario, el Racing comenzó a tocar más el balón que en todos los minutos anteriores.
La combinación más paciente de los hombres de Luisito terminó con un chut de Javi Hernández que no encontró portería y el asedio fue embarullado y con poca claridad.
A los cántabros les bastaba con replegar dos líneas de cuatro hombres e incluso hizo temblar los cimientos de O Couto con un pepinazo que se fue alto. Ocasión perdida y punto que sabe a muy poco.