Comercio

El endeudamiento del comercio creció un 9,7% en 20200

Bancos y financieras están incrementando la prudencia a la hora de establecer sus criterios de concesión, con un importante reto por delante: tratar de ajustar sus modelos de evaluación de solicitudes de créditos al efecto COVID.

Óscar Gómez

Ourense | 11.05.2021 10:28

El endeudamiento del comercio creció un 9,7% en 20200
El endeudamiento del comercio creció un 9,7% en 20200 | onda cero

Las empresas dedicadas a la actividad comercial y de reparaciones aumentaron su cartera de créditos en más de 7.677 millones de euros en 2020, hasta alcanzar un saldo de 86.856 millones de euros, según el informe “Evolución del crédito a empresas en España 2020” elaborado por la consultora AIS Group especialista en la aplicación de inteligencia artificial a la gestión del riesgo de crédito, en base a los últimos datos de stock de crédito del Banco de España.

Con este aumento, la cartera de comercio encabeza los créditos a empresas de servicios, concentrando alrededor del 20% del crédito a este sector. Asimismo, con una tasa de variación anual del 9,7%, este sector protagoniza uno de los porcentajes de crecimiento más altos entre todos los sectores de actividad, solo superado por las empresas de hostelería y de transportes, que presentan tasas del 31,7% y del 15,1% respectivamente.

Las ayudas y moratorias contienen la morosidad

En cuanto a los créditos dudosos, la cartera correspondiente a las empresas dedicadas al comercio se cifra en 5.970 millones de euros, lo que representa el 6,9% del total de préstamos al sector. Si bien es la tasa de mora más elevada de entre los subsectores de servicios, ha caído desde el 8,2% que registraba al cierre de 2019, rebajando en algo más de 525 millones de euros el saldo de operaciones dudosas. En este sentido, es junto a la cartera de empresas de actividades inmobiliarias, la única que presenta un saldo inferior al del año anterior.

Perspectivas a corto

Según José Manuel Aguirre, economista y director comercial de AIS Group, “estas cifras, especialmente las relativas a la morosidad, denotan que, desde una perspectiva macroeconómica, las medidas aplicadas por las administraciones han conseguido mitigar el impacto de la situación derivada del coronavirus en el corto plazo. Sin embargo, el destacado aumento del crédito obliga a plantearse hasta cuándo podrá alargarse esta situación”.

Pese a los números globales del ejercicio, se observa que, desde junio 2020 en adelante, se comienza a desacelerar el crecimiento. Un fenómeno relacionado con el fin de las líneas de ayudas del Instituto de Crédito Oficial. Los datos reflejan que mientras hubo líneas de financiación del ICO, avaladas y con condiciones muy favorables, el crédito se concedió con fluidez. No obstante, explica Aguirre, “es normal que se haya frenado el acceso al crédito en el momento en que el riesgo de los créditos a las empresas ha empezado a recaer más en la banca comercial. Las entidades, naturalmente, deben también garantizar su supervivencia y, por lo tanto, controlar su riesgo”.

Bancos y financieras están incrementando la prudencia a la hora de establecer sus criterios de concesión, con un importante reto por delante: tratar de ajustar sus modelos de evaluación de solicitudes de créditos al efecto COVID. “Un primer paso en esta línea -señala Aguirre-, podría ser calibrar la probabilidad de impago para poder ajustar las provisiones de las entidades, algo que en AIS ya estamos aplicando”.

El informe señala que, para mantener un óptimo control del riesgo ante el complejo escenario que los expertos vaticinan, se deben alimentar los modelos de evaluación de solicitudes de crédito con información transaccional de las empresas, que proporcione una imagen a tiempo real de la situación de cada empresa, así como desarrollar sistemas de alertas que permitan detectar situaciones de riesgo de impago mucho antes de que se produzcan.

José Manuel Aguirre no descarta que, pese a que se esté tomando una posición más prudente en la concesión, se produzca un auge de la morosidad en unos meses, por lo que considera imprescindible no descuidar la recuperación. “Ahora que todavía hay margen, las entidades tienen capacidad de formar a su equipo, optimizar y digitalizar procesos, automatizar sistemas, dotarse de herramientas que las preparen para tomar decisiones inteligentes basadas en datos, que permitan una gestión de la recuperación más eficiente y enfocada a obtener un buen retorno de la inversión”. Y concluye “no se trata de recuperar lo máximo, se trata de recuperar de manera rentable”.