László Krasznahorkai realizó un viaje a Extremadura hace ahora 17 años, fruto del cual nació el libro El último lobo, que vio la luz gracias al trabajo de la Fundación, mediante la traducción de Adan Kovacsics. El texto inauguró la colección Territorios Escritos, diseñada y cuidada por Javier Rodríguez Marcos.
Aquel periplo del escritor buscó las últimas huellas de, al parecer, el último lobo que habitó en la región en aquellos años.
El relato narra la historia de un profesor alemán quemado que un día recibe una carta en la que lo invitan a pasar unos meses en Extremadura. El viejo alemán, que ha decidido abandonar la reflexión, pero que se da cuenta de que ese cambio no es sino una nueva forma de reflexión, se queda perplejo ante la invitación, y sospecha que se trata de algún malentendido; pero al final resuelve emprender el viaje a España. En Extremadura, en compañía de una intérprete y de un chófer, procura encontrar al cazador que mató el último lobo al sur del Duero muchísimos años atrás.
En octubre de 2009, tras la publicación del libro, László volvió a visitar Extremadura de la mano de la Fundación, para presentar el libro a la prensa, tanto en Badajoz como en Madrid.

