La localidad cacereña de Valverde de la Vera, que no supera los 500 habitantes, espera la visita de unas 3.000 personas en la noche del próximo Jueves Santo para ver a Los Empalaos, una de las tradiciones y expresiones populares más especiales de la Semana Santa extremeña.
A partir de la media noche del Jueves Santo, en las calles de este municipio sonarán las vilortas, los pasos silenciosos y las respiraciones contenidas de los Empalaos, de los cirineos y las nazarenas que recorrerán las catorce estaciones del Vía Crucis en un acto "íntimo y personal" que se realiza tras una promesa realizada.
La festividad se ha presentado este martes en rueda de prensa por parte del diputado de la Diputación Provincial Javier Prieto, que ha querido acompañar a la alcaldesa de Valverde de la Vera, Esperanza Mayero, además de al historiador Ángel Correa y a Rosa María Salas, de la Cofradía de los Hermanos Empalaos.
Suelen ser en torno a l5 los Empalaos que, por una promesa o "manda", deciden envolver su torso con cuerda y caminar con los brazos en cruz atados a una madera. El Empalao camina descalzo, sobre sus hombros lleva un timón de arado sujeto por una soga de esparto que le envuelve torso y brazos desnudos. Lleva además una enagua blanca que le cubre de cintura para abajo, de la mitad de sus brazos penden un par de vilortas, con tres aros cada una, y una toga, símbolo del Crucificado.
Además, cubre su rostro con un velo blanco que sujeta con una corona de espinas, sobresaliendo por encima de la cabeza dos espadas cruzadas. En todo momento va acompañado por el cirineo, "que se oculta bajo una manta y le alumbra el paso con un farolillo", ha explicado Salas.
A todo esto se suman las nazarenas, los voluntarios para ayudar a vestir y desvestir a los Empalaos y, por supuesto, los visitantes y participantes del pueblo que, año tras año, disfrutan y cuidan esta tradición, del que no se sabe con certeza su origen.