SUCESO

Dos personas estafadas en Extremadura por un varón que vendía en toda España picadura de tabaco por Internet

Una vez acordada la venta, los estafados recibían paquetes que contenían prendas de ropa antiguas y defectuosas en lugar del tabaco

Europa Press

Extremadura |

Imagen de archivo de un agente de la Guardia Civil.
Imagen de archivo de un agente de la Guardia Civil. | Europa Press

La Guardia Civil de Bizkaia, en el marco de la Operación 'Sarcinas', ha atribuido a una persona residente en la provincia de Málaga la autoría de un delito de estafa continuada por la venta a través de Internet de picadura de tabaco. Entre los perjudicados figuran un vecino de la provincia de Cáceres y otro de la de Badajoz.

Hasta el momento han sido localizados 29 perjudicados, repartidos en las provincias de Bizkaia, Toledo, Valladolid, Zaragoza, Alicante, Tarragona, Barcelona, Granada, Región de Murcia y Comunidad de Madrid, Cáceres, Badajoz, Córdoba, Jaén, A Coruña y Sevilla.

La Patrullas Fiscales y de Fronteras de la Comandancia de Bizkaia en calidad de Resguardo Fiscal del Estado y dentro de sus funciones en materia de ordenación del mercado de tabacos con el objetivo de evitar el mercado ilícito y garantizar la seguridad de los consumidores, detectaron el envío de varios paquetes conteniendo presuntamente picadura de tabaco a varios destinatarios en la provincia de Bizkaia.

Comprobaron que no contenía tabaco sino material textil deteriorado, con lo que descubrieron un presunto delito de estafa, por lo que, en ese momento, la Unidad Orgánica de Policía Judicial junto al Equipo @ de la Comandancia de Bizkaia inició una investigación para el esclarecimiento de estos hechos, según ha informado el Ministerio del Interior.

A través de varios portales en Internet de compra - venta de artículos, el presunto autor insertaba anuncios de venta de picadura de tabaco por debajo del precio de venta de mercado. Los interesados, tras contactar mediante una plataforma de mensajería instantánea con el anunciante, proporcionaban sus datos de contacto y una dirección de envío para recibir el tabaco a través de una empresa de mensajería.

El presunto estafador transmitía confianza en los compradores facilitando el pago contra reembolso, no exigiendo los datos de tarjeta o cuenta bancaria alguna, evitando así levantar sospechas de que pudiera tratarse de una estafa.

Los perjudicados recibían en sus domicilios el envío, que, por las dimensiones del paquete correspondería con el pedido de picadura de tabaco efectuado, por lo que abonaban el importe del reembolso al transportista y tras abrir la caja observaban que contenía prendas de ropa usada.