El hombre detenido el pasado sábado en un bar de Valdebótoa (Badajoz) en relación con el asesinato de un joven en una finca de Los Montes de Málaga en 2022 negó la autoría de este crimen en su declaración ante el Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga que lleva el caso y que acordó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza este pasado domingo.
La investigación judicial abierta a raíz de la muerte del joven correspondió al Juzgado de Instrucción número 9 y, al ser informada de la detención, la juez de Málaga solicitó a la de guardia de Badajoz que autorizara su inmediato traslado para tomarle declaración antes del cumplimiento de las 72 horas legales de detención.
Así, este pasado domingo se realizó esa toma de declaración de forma presencial en la Ciudad de la Justicia del detenido, que negó la autoría de este crimen. La juez decretó su ingreso en prisión.
Según la investigación policial, la víctima, estudiante de apenas 21 años, fue presuntamente asesinado de un tiro por la espalda y posteriormente rematado en el suelo el 30 de agosto de 2022. Novedosos procedimientos en el ámbito de la Policía Científica han permitido seguir la pista de los vestigios de tipo biológico dejados por el presunto homicida en el escenario del crimen.
Los hechos sucedieron en un paraje conocido con el nombre de Los Ciegos y la familia del joven había presentado denuncia por su desaparición. Según las averiguaciones, la tarde antes de localizar el cadáver, la víctima se había dirigido a una casa de aperos propiedad de sus padres, en Los Montes, donde se disponía a recoger unas algarrobas.
Allí, tenía el permiso de los dueños de las fincas colindantes para recoger los frutos, actividad que le permitía sufragarse los gastos de un joven estudiante. No obstante, esa misma tarde, el chico contactó telefónicamente con su padre, a través de Whatsapp, y le llegó a informar de que se había topado con un cazador armado y que llegó a ofrecerle agua --en un intento de ganarse su confianza ante lo inesperado de la situación--.
En similares términos, la víctima se refirió en un chat de grupo compartido con unos amigos, avisando que se había encontrado con un extraño con una escopeta. Al parecer, a partir de ese momento, ya nadie volvería a tener contacto con la víctima, localizada sin vida a la mañana siguiente, sobre las 08.30 horas con herida por arma de fuego en cabeza y cuello.
En ese momento comenzó una "complejísima investigación", en la que, de partida, no se contaba con testigos directos de los hechos ni tampoco con imágenes de cámaras de seguridad. En la escena del crimen, los agentes recabaron una serie de indicios y vestigios que resultarían más tarde fundamentales para incriminar al sospechoso.
Entre estas pesquisas, los investigadores analizaron unos vestigios de tipo biológico, hallados en una cremallera de la mochila que portaba la víctima el día de su muerte, para seguir la pista de un perfil genético.
En concreto, ese estudio científico, apoyado en las bases de datos existentes de toma de muestra de ADN a personas detenidas, permitieron identificar, inicialmente, un perfil genético de una persona que no guardaría relación con los hechos investigados, pero que sí les conduciría hasta un pariente suyo --sí relacionado con el crimen--.
Así, diseñando un árbol genealógico a partir del perfil genético obtenido, la Policía Nacional llegaba hasta el sospechoso de la comisión del asesinato, un sexagenario afincado en Málaga, con numerosos antecedentes por delitos contra las personas, que fue detenido en Badajoz y ahora se encuentra en prisión.