Hoy venía pensando en… las declaraciones de Gattuso de ayer.
A 24 horas de una eliminatoria de Copa del Rey se habló más del mercado que de fútbol. Y es normal. Estamos a 18 de enero y el entrenador ha venido insistiendo en la necesidad de reforzar al equipo sin que de momento se haya cristalizado ninguna operación. Que se está trabajando no me cabe duda. Pero que de momento no hay ningún resultado, también.
Noté a Gattuso entre preocupado y resignado. Resignado porque sabe las estrecheces con las que el Valencia acude al mercado. Eso de “he propuesto cien nombres” sonó a “yo ya he hecho mi trabajo y a partir de ahí…” A partir de ahí ya no es cosa suya sino de Miguel Ángel Corona y la secretaría técnica. O de Lim, que para el caso es quien tiene siempre la última palabra.
Es urgente y lo era incluso antes del parón por el Mundial. Ha habido más de mes y medio para poder cerrar alguna incorporación y no se ha hecho. Tal vez por eso noté ayer a Gattuso cansado y desgastado con el tema. Cansado de dar explicaciones una y otra vez, cansado de ver cómo pasan los días y no tiene nada que llevarse a la boca y cansado de ir a mercado y darse cuenta que lo que quiere, lo que le gusta y lo que de verdad mejoraría el equipo es prohibitivo para el actual Valencia.
Desde el club afirman que el mercado de invierno es lento. Y si buscas algo “bueno, bonito y… barato” más aún. Porque esa es la clave de todo esto. O te llevas un descarte de algún equipo o lo pagas debidamente. No hay más. Y Gattuso no quiere un descarte que no venga jugando mientras Lim no quiere pagar lo que debería pagar por ese jugador “bueno y bonito”.
Así que en esas estamos mientras el tiempo pasa, el reloj corre y Gattuso continúa esperando que se obre el milagro…