El inmueble permanece cerrado a cal y canto desde que en enero de 2016 dejó de funcionar como discoteca, hace ya . En 2015 un grupo inversor de Singapur mostró su interés en transformarlo en un hotel de superlujo con casino. El proyecto fue rechazado por el Ayuntamiento, que anunció entonces su intención de dar un uso cultural a los Docks.
La concesión del edificio no expiraba hasta 2022, lo que llevó al gobierno local a abrir una negociación con la empresa gestora para rescatarlo de manera anticipada. Hace ahora dos años el gobierno local logró por fin un acuerdo para rescindir la concesión.
Antes de entregar el edificio al Ayuntamiento, la empresa tuvo que reparar los daños sufridos por su uso como local de ocio durante años, y su posterior abandono. El acuerdo también contemplaba el pago de la deuda de 170 mil euros que la concesionaria mantenía con el consistorio.
Una vez recuperada la concesión, el Ayuntamiento cedió los Docks al Consorcio València 2007, que gestiona La Marina y que es el organismo que tiene que decidir su uso. El planeamiento de la zona permite construir una altura más en el edificio y destinarlo a actividades terciarias, como un hotel. Pero el alcalde, Joan Ribò, siempre ha defendido que se le dé algún uso relacionado con la cultura o la innovación.
El Consorcio creó hace dos años un grupo de expertos para que hicieran propuestas de uso para los Docks, del que salieron ideas como un auditorio, un espacio museístico o un centro de interpretación de los poblados marítimos. Desde este organismo han explicado a Onda Cero que están realizado un estudio sobre el estado del edificio y preparando un plan de usos, que irá en la línea del fomento de la economía del conocimiento, la creatividad y la cultura, la educación y la formación. Descartando por tanto el posible uso hotelero del inmueble.