Hoy con Leleman venía pensando en… la Supercopa de España. Esa que se está jugando ya sin que haya un campeón de Copa.
Entiendo el interés tanto de Athletic y Real Sociedad de jugar la final con público. Una final y más de copa es algo que toda afición quiere vivir. Aún recuerdo cómo estaban las calles de Sevilla repletas de aficionados valencianistas ilusionados en que su equipo volviera a ganar un título diez años después ¡Qué tiempos aquellos!
Pero me parece absurdo tener un Supercampeón de España sin tener previamente un campeón de Copa del Rey. Digo yo que quizá hubiera sido mejor esperar a que se disputara la final de copa antes que jugar la Supercopa de España.
Una final de copa que tiene fecha de 4 de abril. Pero y si para entonces la situación no ha mejorado y seguimos sin tener público en los estadios… ¿qué hacemos? ¿la volvemos a aplazar? ¿la jugamos sin público? ¿cambiamos las normas y permitimos que si haya gente en esa final?
Porque cambiar las normas para el presidente de la Federación Española no es nada nuevo. Son las reglas de rubiales. Esas mismas que le llevaron a cambiar el formato en busca del negocio. Esas en las que el reparto económico se hizo acorde a los intereses de los más poderosos. Esas que permitieron que aquellos que no se habían ganado el derecho a disputarla pudieran hacerlo. Esas que siguen agrandando las diferencias entre los más pudientes y los menos.
Mientras, tendremos campeón de Supercopa de España sin tener campeón de Copa y sin saber si el juez le da la razón al Valencia en aquel mal reparto de la famosa Lawrence de Arabia de la Supercopa…
