Hoy con Leleman venía pensando en… la alegría que transmiten los futbolistas sobre el césped. Que hacia años que no la veía.
Fue el viernes ante el Alavés. Sobre el césped de Mestalla vi a un equipo unido, alegre y que se divertía jugando. Dicen que la cara es el espejo del alma y yo vi reflejado en sus rostros una felicidad que hacía tiempo no veía. Podrán ser los buenos resultados, la vuelta del público a Mestalla o las ganas de recomenzar o lo que sea. Pero yo creo que Bordalás también tiene gran parte de culpa.
Y la tiene porque yo siempre he mantenido que los equipos son el reflejo del carácter de su entrenador. Con Javi Gracia el equipo parecía un alma en pena. Lo que transmitía desde el banquillo tenía su reflejo sobre el césped. Y así les fue. Un equipo plano, sin ideas sin manera de reconocerlo en cada partido y que acabó sufriendo tanto que perdió esa alegría y ese buen ambiente de vestuario que se respiraba en la era Marcelino.
Porque dicen quienes bien a Bordalás que además de ser exigente con sus futbolistas es un cachondo, que tiene un gran sentido del humor. Con su llegada los jugadores han recuperado la confianza, han vuelto a creer en ellos mismos y aún con todo el sacrificio que les pide su entrenador se les ve con esa alegría en cada partido.
Seguramente habrá momentos malos, como en cualquier equipo y en cualquier temporada pero viendo lo que he visto hasta ahora estoy convencido que Bordalás sabrá manejarlos para que su equipo, el Valencia… nunca pierda la sonrisa. Y vosotros, vosotros tampoco.