Desde hace varios siglos los gatos negros han estado marcados por la superstición habiendo llegado a ser perseguidos e incluso exterminados.
Ya en la tradición celta se los asociaba a las brujas, pero, no fue hasta la Edad Media cuando se decidió perseguirlos a fin de poder acabar con el mal que representaban.
Son muchas las leyendas que protagonizan estos felinos, sin embargo, no en todos los lugares son percibidos como siervos del mal. Gran Bretaña, Japón y Rusia defienden que estos acompañantes son portadores de la buena suerte.