Hace más de 10 años, Mateo Blay, uno de los fundadores de Flores Solidarias, a raíz de la muerte de dos jóvenes una noche fría de invierno en Valencia, decidió repartir sacos de dormir todas las noches frías de invierno, dando lugar al movimiento social “Los hombres del saco”.
Conscientes de que esto no atacaba el problema de raíz, se empezó a diseñar este proyecto, que más tarde se vio paralizado por la llegada del COVID.
Las voces del proyecto
No obstante, la entrada de Arturo Grau a principios de 2024 lo activó de nuevo y gracias a ello hoy es una realidad y ha conseguido sacar de la calle a tres personas que ahora se dedican a la floricultura, entre ellas Laura.