AIMPLAS

RED MARFIL: El impulso español a los bioplásticos que transforman residuos agrícolas en soluciones sostenibles

¿Y si el futuro de los plásticos no dependiera del petróleo, sino del campo?

Cuatro centros tecnológicos españoles se han unido para demostrar que es posible: RED MARFIL es una red de innovación que convierte residuos agrícolas en materiales avanzados para sectores como el transporte, la agricultura y el envasado.

ondacero.es

Comunitat Valenciana |

En un mundo cada vez más consciente del impacto ambiental de nuestros hábitos, el plástico se ha convertido en uno de los principales focos de transformación. La dependencia del petróleo y la baja tasa de reciclaje (apenas el 37% en España) han hecho saltar todas las alarmas. Pero hay esperanza, y viene del conocimiento científico, la tecnología y la cooperación.

En este escenario nace RED MARFIL, una iniciativa que une a cuatro centros tecnológicos de referencia —AIMPLAS, AITIIP, CIDAUT y GAIKER— con un propósito claro: crear nuevos materiales plásticos biodegradables y reciclables a partir de residuos agrícolas, sin comprometer el rendimiento técnico que la industria necesita.

Ana Mangas, investigadora en mecanoquímica y extrusión reactiva en AIMPLAS, nos ha hablado sobre los avances que se están logrando y el impacto real que puede tener este proyecto en la industria y el planeta: “No se trata solo de sustituir un plástico por otro, sino de repensar completamente cómo y de qué están hechos los materiales que usamos cada día”, afirma Mangas.

De la biomasa al polímero

Uno de los pilares del proyecto es dar un nuevo valor a lo que antes se desechaba. Cáscaras, fibras vegetales o subproductos del campo son materiales que la agricultura no aprovecha y que pueden convertirse, mediante procesos innovadores, en bioplásticos con aplicaciones reales y sostenibles.

Técnicas como la extrusión reactiva o la mecanoquímica permiten manipular la materia a nivel molecular para dotarla de nuevas propiedades: resistencia, compostabilidad, capacidad de reciclado. Es decir, hacerla útil para los sectores industriales más exigentes.

Aplicaciones con impacto

RED MARFIL no es solo una red de investigación. Es una plataforma que ya está generando prototipos funcionales. En el sector del transporte, por ejemplo, se han creado componentes más ligeros que ayudan a reducir el consumo energético. En el agroalimentario, se desarrollan envases compostables que permiten alargar la vida útil de los productos y reducir residuos. “Hablamos de soluciones que no solo son más verdes, sino también viables desde el punto de vista técnico y económico”, explica Mangas.

La agricultura también se beneficia directamente: films biodegradables que desaparecen con el tiempo o materiales que mejoran la eficiencia de los cultivos son algunas de las innovaciones ya en marcha.

Más que un proyecto: una red de transformación

Lo que diferencia a RED MARFIL es su visión integradora. No se trata de un experimento aislado, sino de una red de colaboración entre centros con capacidades complementarias, desde el diseño del material hasta su validación industrial. Además, esta red funciona como un motor de transferencia tecnológica, atrayendo talento, generando alianzas con empresas y compartiendo avances con la comunidad científica e industrial.

Hacia un futuro circular

España se ha marcado como objetivo alcanzar 200.000 toneladas de plásticos renovables antes de 2030, y proyectos como RED MARFIL son clave para conseguirlo. Pero los retos aún son grandes: escalar la producción, reducir costes, convencer al mercado y al consumidor.

Desde AIMPLAS, los siguientes pasos están claros: seguir optimizando los procesos, ampliar el rango de residuos aprovechables, y llevar estas soluciones a más sectores, desde la construcción hasta el sector médico. “Tenemos los conocimientos, tenemos la tecnología, y lo más importante: tenemos un objetivo común. Esto va más allá del plástico. Es una apuesta por un futuro más responsable”, concluye Ana Mangas.