La investigación comenzó cuando los agentes de la Task Force Argos, departamento de la Policía del Estado de Queensland (Australia) especializado en la persecución de este tipo de delitos, encontraron imágenes sexuales de lo que sospechaban que era un niño del área del Pacífico, aunque su análisis sugería que habían sido modificadas y subidas desde España. La Policía Nacional inició entonces un proceso de estrecha colaboración con los agentes australianos para tratar de identificar y detener al responsable.
Tras identificar y seguir discretamente al sospechoso, los agentes comprobaron que se ofrecía como canguro a domicilio y, que, aprovechando su nacionalidad británica, ejercía como profesor particular de inglés. Esto le permitía tener, al menos, diez alumnos, lo que disparó las alarmas de los agentes, tomándose la decisión de proceder a su detención.
Además, el sospechoso acosó sexualmente, presuntamente, a, al menos, once menores que accedieron a videochats, a los que grabó desnudos y, en ocasiones, amenazó. Era muy activo en las redes ocultas de Internet y había organizado un sistema de venta de pornografía infantil a cambio de bitcoins o de otras imágenes de abusos grabados por sus clientes.