Hoy hablamos de una señora de Murcia… al menos, allí nació en el siglo XVII, pero su historia, es la historia de la Marina Baixa. Hablamos de Beatriz Fajardo
Dicen que tal palo tal astilla y por eso la vida de Beatriz se asemeja, en parte, a la de su madre, Isabel. Enviudada asumiendo las deudas de su marido, vivió casi en la ruina hasta que volvió a casar con quien sería el padre de Beatriz, Juan Fajardo, dueño de dos señoríos. Además de Beatriz, tuvo dos hijos varones, por lo que nadie auguraba nada reseñable para la hija en un tiempo en que se relegaba el papel de la mujer a madres y esposas.
Isabel, su madre, volvió a enviudar, y asumió la administración de los señoríos hasta la mayoría de edad de su primogénito. Éste, sin embargo, los gestionaría brevemente, pues también falleció pronto. La madre siguió al frente y fue ella quien tramitó unas posesiones de la familia ubicadas lejos de Murcia, en Polop y Benidorm.
Cuando el hermano menor, Diego, se hizo cargo de la herencia, Beatriz hizo lo propio de la época. Se casó. Sin derecho a ninguno de los mayorazgos familiares.
Pero nuevamente la vida dio un vuelco y su hermano, también falleció. Beatriz se convirtió en señora de Montealegre, Polop y Benidorm. Después, sumó el legado que había levantado también su madre, fallecida por la peste que asoló el mediterráneo
Pese a todo, las tierras de Beatriz apenas valían nada. El territorio de Polop y Benidorm apenas había quedado despoblado, con algunas casas a medio derruir, sin apenas rentas, sin murallas.
Apenas la guarnición de la pequeña fortaleza vivía allí de forma permanente, y algunos pescadores de forma intermitente. No sólo las incursiones por la costa y las guerras eran la causa. La principal, era la escasez de agua, que impedía que la agricultura y, con ella, la supervivencia.
Habiendo aprendido de su madre a sortear las dificultades, Beatriz se convirtió, sin saberlo, en lo que hoy llamaríamos una visionaria emprendedora.
Invirtió en infraestructuras para rentabilizar su señorío y creó el Riego Mayor del Alfaz. Con él, la población empezó a emerger en la comarca y, con él, las rentas.
Además del agua, estableció las bases jurídicas que convertirían Benidorm en una población formal. ¿Cómo? Mediante la Carta Pobla, nuevo término municipal distinto del medieval, con sus órganos rectores elegidos por los vecinos.
Así pues, aunque el protagonista histórico de la constitución de Benidorm sea Jaume Primer, la verdad es que sin Beatriz, Benidorm no existiría. Así lo han avalado muchos años después historiadores como Francisco Amillo, quien la definió como la segunda fundadora de Benidorm.
Beatriz falleció a los 59 años, regresada a su Murcia natal, con una holgada situación económica, y feliz de ver a sus dos hijos administrando un rico legado.
Por cierto, tras posibilitar la creación de Benidorm, y el agua para la agricultura, la comarca despegó, apareciendo más tarde las poblaciones de la Nucía y l’Alfàs del Pi.