Los objetos sustraídos provenían sobre todo de robos con fuerza en el interior de vehículos.
La investigación se abrió tras diversas denuncias por robos cometidos en vehículos, cuyos efectos sustraídos eran destinados al mercado de segunda mano.
Durante las pesquisas, los agentes determinaron la existencia de dos carnicerías en la ciudad ilicitana, negocios de apariencia lícita, donde las personas que las regentaban, que son tres ciudadanos marroquíes, de 23, 32 y 35 años, adquirían los objetos sustraídos.