La nueva normativa publicada por la Generalitat Valenciana vuelve a permitir que haya aficionados en las instalaciones deportivas. El límite de aforo se ha establecido en el 30% de la capacidad, con un máximo de 150 personas. La medida ha sido bien acogida por los clubes, que deberán hacerse cargo del control de acceso y del cumplimiento de la norma, como vienen haciendo en los entrenamientos, aunque no todos podrán disfrutar de este paso al frente de la manera que les hubiese gustado.
El caso más llamativo lo ha protagonizado la Peña Ilicitana Raval, que ha anunciado este lunes que emigrará en la próxima jornada a la vecina localidad de San Fulgencio para jugar su siguiente partido oficial. El club presidido por Nacho Andreu carece de una instalación adecuada en Elche para aplicar correctamente, bajo su responsabilidad, el control de acceso para sus abonados y el resto de aficionados.
El concejal de Deportes, Vicente Alberola, cuestionado por este tema, ha asegurado que en el polideportivo Altabix no se podrá jugar hasta que la obra finalice por completo. Sus previsiones apuntan a la segunda quincena de enero, aunque podrían extenderse más en el tiempo. También ha explicado que el cambio del cableado eléctrico para la iluminación, que debe pasar por debajo de la nueva grada y la reforma integral de los vestuarios también llevará su tiempo. Por su parte, Nacho Andreu, presidente de la Peña Ilicitana Raval, ha lamentado que estos retrasos están afectando al deporte amateur porque carecen de otros recursos económicos más allá de su campaña de abonos, venta de entradas o rifas en los partidos, además de sus patrocinadores y colaboradores.
La Peña Ilicitana Raval, protagonista de un excelente inicio de liga en su estreno en el Grupo VI de Regional Preferente, esperaba estar jugando a estas alturas de diciembre en el polideportivo Altabix, que se encuentra en obras. El campo de césped artificial ya está en marcha desde la semana pasada, pero el resto del proyecto aún precisa de más de un mes para estar finalizado. Sobre todo, en lo que afecta a las torres de las nuevas torres de iluminación, el cableado eléctrico, la reforma en las gradas, los nuevos vestuarios y el cerramiento perimetral. Además, se están construyendo otros dos campos de césped artificial.
El problema de la Peña Ilicitana Raval, el mismo que tienen los otros dos equipos de Elche en Regional Preferente, es que el acuerdo con el Elche CF les ha dejado sin una instalación acorde a su categoría y relevancia en el fútbol de la ciudad. Por eso, la entidad, una de las decanas de la ciudad, formuló una solicitud al Ayuntamiento de San Fulgencio para jugar en su campo ante el CD Almoradí. Y allí será donde juegue el próximo domingo, a las 11:30 horas: a 22 kilómetros de Elche y a solo ocho de la localidad de su rival, Almoradí.
En estos momentos, el polideportivo Altabix está en obras; el Díez Iborra ha quedado reservado en exclusividad para el Elche CF; y el Isabel Fernández sigue pendiente de su resiembra. El Athletic Club Torrellano se ve obligado a entrenarse y a jugar en el campo municipal de El Altet, de césped artificial, y la Unión Deportiva Ilicitana lo ha hecho, en los últimos encuentros, en el campo número 6 de la Ciudad Deportiva ‘Juan Ángel Romero Isasi’.
Derbi Peña Raval-UDI, ¿en el Díez Iborra?
La Peña Ilicitana Raval tiene previsto solicitar, de manera formal, al Ayuntamiento de Elche que el derbi local ante la Unión Deportiva Ilicitana se dispute en el campo municipal José Díez Iborra. El consistorio tiene la opción de usar esta instalación de manera excepcional, como iba a suceder con la concentración de la Selección española de rugby, y espera que medie para que ese duelo local, el primero de la historia en Regional Preferente, no tenga que disputarse fuera de Elche.
La falta de campos también está afectando al Ilicitano y a sus aficionados, que ahora tienen que desplazarse a Cox para seguir al equipo de Pau Quesada, líder intratable del Grupo 6B de Tercera División con 16 puntos sumados de los últimos 18 disputados. La situación es complicada, pero todos esperan que el Ayuntamiento pueda aportar una solución a su problema y que ayude a reducir el impacto económico que, en su presupuesto anual, está teniendo esta situación.