Este viernes se cumplen treinta días desde que la joven ilicitana Anna Marín salió de casa asegurando que iba a pasar unos días en Madrid, para estar con unos amigos y celebrar el cumpleaños de uno de ellos. La realidad es que tomó un vuelo que la llevó a Lima, capital de Perú, de donde no ha regresado y manteniendo abierto un caso que sigue ofreciendo dudas.
Anna Marín fue localizada por la Policía en Lima
En la actualidad, la joven de Elche, de 21 años de edad, está localizada por la Policía y las autoridades peruanas e, incluso, ha hablado por videoconferencia y mediante mensajes con su familia, si bien a esta aún le queda la duda de que Anna Marín adoptara con total libertad la decisión de viajar a Lima para establecer su residencia en el país iberoamericano. Lo hizo por iniciativa propia, aunque los contacto con ese país vienen de mucho antes y le hicieron llevar una doble vida desde hace casi un año.
Las dudas tienen su razón de ser en el propio comportamiento de la joven. En primer lugar, mintió a su familia sobre el destino que tomaba cuando el 29 de agosto salió de su casa para, de momento, no volver. Ya lo había hecho un mes antes, cuando aseguró que estaba de viaje de fin de curso y había volado con anterioridad a Perú. A continuación, tras mantener comunicación regular con sus familiares durante unos días, cortó ese contacto de repente. Antes, comunicó a sus padres y a su hermano que había dejado una nota en la mesa de su habitación en la que se despedía.
Anna Marín: "Cosecharé mis propios cultivos y mi propio campo"
En la carta, a la que tuvo acceso La Sexta, se expresaba con un léxico impropio de ella y hablaba de “cosechar” sus “propios cultivos” y su “campo”, cuando en Elche estudiaba cuarto curso de Historia: “Esto es una carta de despedida y de disculpas por marcharme de esta manera. Necesito este cambio. Tengo dinero suficiente, si algún día lo necesitáis os lo daré. Yo misma cosecharé mis propios cultivos y mi propio campo. Todo irá bien. Os quiero, familia”.
El caso de Anna Marín y Patricia Aguilar presenta muchas similitudes
El proceso recuerda al camino que siguió la también ilicitana Patricia Aguilar, que fue captada por una secta en Perú, con la diferencia de que Anna tiene tres años más y no se ha podido confirmar que los contactos con Lima se produjeran cuando era menor de edad, hecho que parece descartado. Aguilar, que también defendió que se había marchado por voluntad propia una vez cumplida la mayoría de edad y que llegó a grabar un vídeo para intentar tranquilizar al entorno, pudo ser liberada meses después tras una investigación llevada a cabo por su propia familia. Por el momento, no se puede descartar por completo que Anna Marín pueda estar influida por una organización de características parecidas.
La ley actual tampoco ayuda a avanzar en este caso dado que no existe nada que regule estas situaciones de duda cuando son denunciadas por la familia cuando se trata de una mayor de edad. De hecho, la Policía Nacional apenas ha intervenido en este asunto, como ha cuestionado la organización SOS Desaparecidos, que ha tenido que valerse de sus propios recursos y de la Policía de Perú, que en dos ocasiones, por lo menos, se ha reunido con Anna Marín para interesarse por su situación y por su dirección. La joven ilicitana insiste en que se encuentra en buen estado y que se marchó de casa por iniciativa propia, igual que Patricia Aguilar en su día.