LAURA AGULLEIRO | ONG AMOR EN ACCIÓ

“Hemos trabajado en diez días lo que un audioprotesista normal en un año”

Costa de Marfil ha sido el destino elegido por la joven castellonense para poder aportar su granito de arena con las personas que menos recursos tienen

Blanca Zaragoza Marqués

Elche |

Laura Agulleiro se muestra feliz al ayudar a una niña a escuchar por primera vez. | ONG Amor en Acció

Laura Agulleiro Moncho (Burriana, 1986), audioprotesista y colaboradora de la ONG Amor en Acció. Costa de Marfil ha sido el destino elegido por la joven para poder aportar su granito de arena con las personas que menos recursos tienen. Como profesional puso a disposición de la asociación audífonos con los que ha asistido a muchas personas que padecían sordera. Gracias al equipo de voluntarios con el que ha trabajado y a la sensación tan gratificante que ha sentido en este viaje, el año que viene, si las condiciones lo permiten, no duda repetirlo para poder seguir colaborando en proyectos solidarios.

Emprender este viaje es una decisión que no se toma de la noche a la mañana. ¿Qué fue lo que le hizo aceptar este reto?

Somos una empresa familiar y esta es la cuarta expedición en la que nos embarcamos a ir a África. Mi padre es el que asistió las tres veces anteriores y en esta decidimos viajar los dos para trabajar más.

Se está viviendo un momento de crisis mundial por culpa de la pandemia del coronavirus y usted viajó, recientemente, lejos de España. Ante esta situación extrema, ¿qué le motivó a anteponer la felicidad de otras personas a su propio bienestar?

Saber que están en malas condiciones sanitarias, ver que tampoco tienen acceso a una buena educación, descubrir que disponen de pocos recursos… hace que sientas la necesidad de ir a aportar tu granito de arena. Dedicarnos al sector sanitario hace que queramos mejorar la calidad de vida de estas personas.

¿Qué le ha aportado tanto en el ámbito personal como profesional su experiencia en Costa de Marfil?

Por un lado, en el ámbito profesional ha sido una experiencia increíble. Pusimos 60 audífonos en diez días y eso es lo que hace un centro auditivo en un año. Hemos trabajado en diez días lo que un audioprotesista puede trabajar durante un año entero. Por otro lado, en el ámbito personal fue totalmente gratificante ver la cara que ponían cuando escuchaban. Es una experiencia que no tiene palabras, el año que viene repetiré.

¿Cómo se sintió cuando vio la cara de felicidad de un niño al escuchar por primera vez la voz de su madre gracias a usted?

Me entraron ganas de llorar. Sentí impotencia, emoción, alegría… Son muchos sentimientos y muy contradictorios. Ver la cara de la madre y también del niño que intentaba hablar por primera vez fue increíble. De hecho, cuando lo pienso me emociono.

Habrá visto cómo ha cambiado radicalmente la vida de muchas de las personas a las que ha podido ayudar. ¿Cuál es el momento que más le ha marcado durante estos diez días?

Es complicado elegir uno. El que recuerdo con más emoción fue el de un nene de ocho años, cuando le pusimos los audífonos se puso a gritar porque se oía a sí mismo debido a que no se escuchaba hasta ese momento. Lo tenemos grabado y lo he visto muchísimas veces.

Los audífonos conllevan un mantenimiento por parte de los audioprotesistas y de la persona que lo usa, ¿han podido proporcionar las herramientas necesarias a los beneficiados para que ellos mismos se puedan hacer cargo?

Llevábamos bastante material, a todo el mundo que se le adaptaban audífonos se les entregaron utensilios para poderlo limpiarlo y pilas para un año porque tenemos previsto volver al que viene, si las condiciones lo permiten. Nuestras visitas llevaban bastante tiempo porque hay que instruir al paciente, desde cómo funciona a cómo se quita. Gracias a una traductora conseguimos transmitirlo mejor ya que hablaban en francés. Yo me fui de allí con un buen nivel en ese idioma.

Si pudiera repetir de nuevo la experiencia, ¿qué aspectos mejoraría o cambiaría esta vez?

Esta expedición ha sido en la que mas audífonos hemos puesto y en la que más gente hemos podido atender. Aún así, para el año que viene me llevaría más material escrito en francés sobre su mantenimiento para que lo pudieran consultar. La ONG con la que hemos colaborado nos ha puesto las cosas muy fáciles y hemos tenido muchísimos pacientes para el poco tiempo que hemos estado.

¿Obtiene usted algún beneficio con estas donaciones?

El beneficio de sentirnos totalmente llenos al haber ayudado a tanta gente y las ganas de repetir. Si podemos, iremos cada año; el equipo ha sido genial. La jefa es una pediatra de Burriana que lleva 17 viajes. Muchísimas cosas, innumerables.

En cuanto a los recursos de los que disponían, ¿tenían algún lugar específico para realizar su trabajo?¿Cómo eran las condiciones en las que trabajaban?

Hemos estado en diferentes poblados. Por lo general, siempre nos han preparado un despacho, incluso alguno tenía aire acondicionado. En cambio, en otros trabajábamos en casas antiguas, en malas condiciones donde hacía mucho calor. Allí son súper serviciales, siempre hemos trabajado perfectamente.

¿Tiene en mente un nuevo proyecto para seguir contribuyendo en esta labor de solidaridad?

Vamos a seguir colaborando con la ONG Amor en Acció. Llevan atención sanitaria a más países como Paraguay o Burkina Faso, pero nos gustaría repetir la experiencia en Costa de Marfil.