OPINIÓN

¿Por qué los jóvenes se resisten a incorporarse como mano de obra a la fabricación de calzado?

Fermín Crespo, director y fundador de ATAMA Estratégia Responsable considera prioritario dignificar el trabajo en este sector manufacturero

Fermín Crespo

Elche | 12.04.2018 06:00

El acuerdo alcanzado entre la patronal del calzado y el ayuntamiento de Elche para potenciar la formación en el sector, especialmente en puestos clave vinculados a la cadena de producción, como el aparado, es una magnífica noticia para dar respuesta a un problema cada vez más acuciante con el que se encuentran las empresas: la falta de especialistas con la cualificación suficiente para realizar productos de la calidad que demanda el mercado. Una dificultad que se agudiza con el retorno de algunas firmas relevantes a producir en nuestro territorio después de un periodo en el que ha primado la deslocalización.

A pesar de que los sectores manufactureros tienen la calificación de maduros en un país desarrollado como España, Elche ha sabido adaptase a todas las circunstancias y superar las profundas crisis de los últimos treinta años para mantenerse como un referente nacional e internacional en el mundo zapatero: realiza una gran aportación a los más de 1.000 millones de euros que exporta la provincia cada año, fabrica la quinta parte de la producción del calzado nacional y es el referente industrial de la provincia con más de 10.000 trabajadores.

¿Por qué a pesar de que Elche sufre una tasa de paro superior al 24%, los jóvenes se resisten a incorporarse a la parte productiva del sector del calzado?Por numerosas y variadas razones:durante muchos años se ha transmitido una imagen poco deseabledel sector, consueldos bajos y condiciones laborales desfavorables, por su temporalidad y escaso reconocimiento profesional, así como un alto índice de cierres empresariales.

En el caso de las aparadoras, el problema es más sangrante, puesto que el trabajo a domicilio les ha sumido, durante muchos años, en una clandestinidad que se ha trasformado en rechazo a esta labor por la pérdida de derechos de las trabajadoras.

Por tanto, si queremos tener un sector zapatero de futurode calidad, volcado a la internacionalización, y abastecer de equipos adecuados a las empresas cuyo número crece de nuevo, no es suficiente el plan municipal. Hace falta un

programa más ambicioso, pero realista, para formar recursos humanos con los perfiles necesarios, en el que estén implicados con intensidad los empresarios, los sindicatos, la Administración, la formación profesional, las universidadesy los institutos tecnológicos. Pero si queremos que este plan tenga éxitoes urgente emprender labores para mejorar las condiciones de trabajo y dignificar el sector con el objetivo de que no sólo sean apetecibles los puestos deadministración, diseño, moda y logística, sino que también lo sean los tradicionales de fabricación.

Si no es así, en unos años la deslocalización será obligatoria pero por la falta de mano de obra.