OPINIÓN

Una ciudad verde, de hiedra estilizada

El periodista Sacramento Alvear reflexiona en Onda Cero Elche acerca de la decisión de peatonalizar la Plaça de Baix y la Corredora

ondacero.es

Elche | 08.03.2018 10:37

El periodista Sacramento Alvear, colaborador de Onda Cero Elche.
El periodista Sacramento Alvear, colaborador de Onda Cero Elche. | Onda Cero Elche

Una sola rueda de prensa ha bastado para acabar con el mito propagandístico, mantenido durante tres años en el equipo municipal, de “gobernamos con y para el pueblo, consultando sus necesidades mediante reuniones y comités, oyendo al ciudadano de a pie y haciendo su voluntad a partir de herramientas democráticas como, por ejemplo, los presupuestos participativos y las preguntas de particulares en los plenos”. ¿Se pueden pedir más altos valores políticos para los habitantes de Elche?

Se puede, sin duda. Sobre todo a partir del anuncio de la peatonalización de la plaza de Baix y la Corredora. El lugar de tan importante rueda de prensa: la antigua capilla del convento de La Merced, un sitio antes sagrado y ahora desacralizado, lo que permitirá (supongo que pensaron) encomendarse a Dios y al diablo ante la que les puede caer.

Los personajes: el alcalde, la concejala de Movilidad y un arquitecto municipal, como actores principales; y otro concejal y otro arquitecto (de un estudio privado), como actores secundarios.

La noticia: QUE VAMOS A PEATONALIZAR LA PLAZA DE BAIX Y LA CORREDORA.

Así. Contundente. Sin anestesia.

No vamos a poner este tema encima de la mesa para comenzar a estudiarlo. No vamos a mantener reuniones con comerciantes, ciudadanos, políticos, técnicos, etc, etc, para ver cuál puede ser la mejor solución. No va a haber concurso de ideas para que otros colectivos, urbanistas y profesionales puedan aportar distintos puntos de vista. Aún con la disparidad de opiniones que hay entre los comerciantes, no vamos a tratar de llegar a un consenso antes de tomar una decisión definitiva que sea la mayoritariamente aceptada.

No vamos a realizar excavaciones arqueológicas (tan de moda en nuestro pueblo) para ver si lo que decimos se puede hacer o no. No vamos a presentarles hoy el plan de tráfico (luego nos enteramos de que, por algún milagro mercedario, sin duda, está colgado en la web del Ayuntamiento). ¿No dejamos que sean los de Aparcisa los que paguen la peatonalización de la zona, como figura en un contrato que según el alcalde no se puede anular?

No, no y no. Nos hemos reunido democráticamente y hemos decidido, entre nosotros, que es la mejor manera de no complicarnos la vida, que las obras comenzarán el 16 de agosto y que estarán terminadas antes de las próximas elecciones municipales (en realidad dijeron que antes de que acabe el presente año), porque queremos que nos declaren Ciudad Verde en el año 2030, lo que, como saben, es una aspiración irrenunciable de todos los ilicitanos por la que venimos peleando desde… Pues no me acuerdo, pero era la misma aspiración que teníamos (algunos no podían dormir bien hasta que se logró) cuando se donó terreno público para construir una escuela de golf junto al Hospital del Vinalopó. Igualito, igualito, igualito. Hubo la misma consulta pública y la misma planificación de todos los políticos y funcionarios municipales. ¿Se acuerdan?

Esto ahora está mejor. Incluso sabemos en qué va a consistir el suelo de la Plaça de Baix: será un gran mosaico que reproducirá la estilización de las hojas de hiedra que figuran, de forma estilizada, en algunas vasijas realizadas por los íberos y que se encuentran en el MAHE. Aunque yo creo que para obtener un auténtico impacto visual a partir de un arte exclusivamente ilicitano de verdad, sin cambiar de época ya que se trata de que los abuelos nos lo den hecho, lo mejor sería reproducir a la que se ha dado en llamar cariñosamente “La Tonta del Bote”. Eso sí que atraería a cientos de compradores y turistas, porque ¡¡a ver quién les dice que vengan a ver hojas de hiedra estilizadas!!

El arquitecto abundó en que de lo que se trata es de recuperar el uso antiguo que tenían la plaza y la Corredora, que se llama así porque en esa calle antes se celebraban carreras de caballos… Me quedé como esos emoticonos del WhatsApp, que tienen los ojos enormes y abiertos como platos ante la brillante idea del señor funcionario. Pero me asaltó una inmediata congoja: ¿Qué va a ocurrir con el caballo de Cantó?, el que atraviesa media plaza a galope tendido cada 28 de diciembre. ¿Resbalará sobre la hiedra? Ese caballo me preocupa, no el de hierro que hay en la rotonda al final del puente de La Virgen, que este y el tráfico reorganizado es otra historia.

Y de la historia del comercio… Ni les cuento lo que va a dar de sí, porque ya ha surgido un informe que avisa del enorme cuidado que hay que tener para que todo ese territorio no sea fagocitado por avispados empresarios de hostelería (¿lo dudaban?).