La Transilicitana se consolida como una de las pruebas reinas del deporte local
Miguel Mataix, atleta de Beneixama, batió el récord de la prueba con una excelente marca de 9 horas y 23 minutos
La Transilicitana se ha consolidado como una de las pruebas con mayor solera del deporte ilicitano. En la edición de 2017 tomaron salida 699 participantes de los 750 inscritos, cifra límite marcada por la organización. La salida volvió a tener como punto de encuentro el Paseo de la Estación y la meta se estableció en el Paseo de Jaca. Los valientes que se dieron cita el sábado a las 10:00 horas en el centro de Elche tenían por delante 104 kilómetros de recorrido por el término municipal - por las zonas rurales limítrofes y localidades vecinas - y un límite de 24 horas para recorrerlos, caminando o corriendo. El vencedor fue Miguel Mataix, atleta de de Beneixama, que acabó la prueba con un tiempo de 9 horas y 23 minutos, rebajando en dos minutos el mejor registro, que databa de la edición del año pasado. Como anécdota, el ganador tuvo que salir 'corriendo' de la entrega de premios para participar en un concierto con la banda musical de su calidad, que daba comienzo a las 20:30 horas. El último, con igual o más mérito que el vencedor, lo hizo con 23 horas y 31 minutos.
En comparación con la edición del año 2016, hay que decir que siendo los mismos participantes inscritos (no se admiten más de 750), el porcentaje de abandonos fue inferior en esta ocasión: 195 frente a los 253 abandonos de 2016, pese al calor del presente año. Este dato dmuestra que los deportistas están cada vez más preparados para enfrentarse a una distancia tan larga como la ofrece el reto de la Transilicitana. La franja de edad más numerosa de los participantes se encuentra entre los 35 y 44 años, con 320 inscritos. Igualmente destaca la participación de nueve atletas mayores de 65 años. En cuanto a discapacitados, un hombre ciego consiguió finalizar la prueba, apoyado en un guía.
En lo que se refiere a las asistencias sanitarias, estas se pueden cifrar en cinco traslados hospitalarios, fundamentalmente por síncopes y agotamiento, y más de un centenar de atenciones por ampollas, tirones musculares y rozaduras. La prueba volvió a tener un fin solidario y en esta edición los beneficios se van a destinar a la Fundación Defora, dedicada a la inclusión social y laboral de personas con discapacidad. De la misma manera también se hará una aportación a la Fundación del Deporte Ilicitano.
Por último, todos los alimentos envasados y frutas que no se consumieron (siete cajas de fruta, tres de sándwichs, 500 raciones de pasta y arroz, 30 cajas grandes de dulces varios y varios paquetes de agua, zumo y bebida isotónica) fueron donados de manera inmediata y nada más finalizar la prueba al albergue de Cáritas. Por tanto, solo cabe felicitar a la organización, a los colaboradores, a los voluntarios y a los participantes por hacer posible una prueba de auténtico deporte solidario en Elche.