las claves del relevo en el elche

La destitución de Vicente Mir en el Elche, por David Marín

El conjunto franjiverde ha ido a menos a medida que ha ido avanzando la competición, hecho que le ha costado el puesto a su técnico

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La decisión ya se ha tomado y la conocen todos: Vicente Mir ha sido despedido como entrenador del Elche. Jorge Cordero, el siguiente en el teórico escalafón en el orden de mando (presidente-director deportivo-entrenador) no ha tardado ni tres horas en dar las pertinentes explicaciones, sean estas convincentes o no, eso ya queda para cada cual.

En una dinámica de trabajo de en torno a una treintena de personas entre futbolistas y técnicos, poner el foco sólo sobre una de ellas es injusto. Pero esto es fútbol y este deporte/negocio/entretenimiento rara vez es justo con la palabra justicia, si me permiten la reiteración. El primero en pagar el pato cuando las cosas van mal (o regular) siempre es el entrenador y Mir no ha sido una excepción. Para tratar de poner en contexto la situación que ha llevado a la destitución, allá van mis reflexiones personales sobre la ¿crisis? del Elche.

Ataque: aquí las matemáticas no engañan. Las estadísticas pueden gustar más o menos, pero en ocasiones son contundentes. El Elche empezó como un tiro la Liga en el aspecto realizador y parece que gastó demasiadas balas. En las seis primeras jornadas anotó 17 goles, unas cifras que le permitían codearse, a nivel nacional, con equipos como el Barcelona. El promedio anotador era de 2,8 goles por partido. Teniendo en cuenta que en el estreno en Sabadell los franjiverdes no marcaron, el promedio goleador entre las jornadas 2 y 6 creció hasta los 3,4 tantos por encuentro.

En las últimas ocho jornadas, el Elche ha marcado 6 goles. El promedio ha bajado a un paupérrimo 0,75 goles por duelo. Es una de las razones del bajón del Elche. A principios de temporada, los ilicitanos tenían un altísimo porcentaje de acierto de cara a puerta. No es que generasen 20 opciones de gol por partido sino que marcaban mucho y fallaban muy poco. Ahora generan mucho menos y, las que tienen, rara vez van a la cazuela. En los últimos partidos hemos visto a delanteros como Nino fallar ocasiones clarísimas de gol. Especial preocupación transmite Benja, fichado como estrella y que no sólo está viviendo a la sombra de Sory sino que lleva sin marcar desde la cuarta jornada, cuando anotó aquel bonito gol de chilena contra el Peralada.

Defensa: al fichar a Mir y a los primeros futbolistas, el Elche pareció iniciar el proyecto desde atrás, con el objetivo de dotar a la plantilla de una fiabilidad defensiva. O sea, de mantener la portería a cero como primer mandamiento. Tras 14 jornadas disputadas esto ha ocurrido en seis ocasiones, menos de la mitad.

Con el paso de las semanas, los ilicitanos cada vez han dado menos sensación de solidez atrás. Hay datos engañosos. Por ejemplo, ante el Cornellà no encajaron pero los catalanes pegaron tres veces al poste. En algunos momentos, Mir sacrificó el orden defensivo a cambio de una acumulación de delanteros que tampoco funcionó. El Elche aún no ha encontrado el equilibrio necesario para conseguir el ascenso y en cuanto bajó el promedio anotador, los resultados han empeorado.

En lo que se refiere a nombres, la lupa se ha puesto especialmente en Golobart, no sólo por cuestiones deportivas. Gonzalo Verdú, salvo ante el Fomentera, ha cumplido con nota. Y Primi está jugando más y casi siempre mejor de lo esperado. Volviendo a Golobart, con verle sobra para darse cuenta de que tiene unas condiciones sobresalientes para ser central en Segunda B. Y estaba en línea ascendente hasta que decidió inmolarse contra el Formentera. Y digo bien, decidió. No se explica de otra manera que en el mismo partido resolviera de manera excelente las cuatro-cinco acciones defensivas más complejas que tuvo que afrontar y que, sin embargo, se complicara la vida en dos jugadas en las que regaló el balón a un delantero rival, la última de ellas finalizando en penalti, expulsión y gol. En ese momento sobrevolaron los tuits en el ambiente y sirvieron de excusa para cargar contra un futbolista que tiene experiencia para reponerse de la situación adversa. Veremos si lo consigue.

Centro del campo: poco se habla de la configuración de la plantilla en torno a la línea medular, teniendo en cuenta que el equipo tenía un campo, el Martínez Valero, para desplegar un centro del campo dominante. Pareció ponerse más la mirada en conseguir jugadores para fajarse en el césped artificial. Y eso quizás lo esté pagando el Elche.

Partimos de la base que en Segunda B puedes comprar la calidad que está a tu alcance. Así, Cordero apostó por tres centrocampistas que no dan la sensación de que vayan a marcar diferencias en la categoría, pese a mostrar un nivel aceptable: Manuel Sánchez, Provencio y Diego Benito. Uno más defensivo, otro más todoterreno y el tercero más creativo. El Elche se atasca en la medular, sobre todo en casa, obligando a Nino, Javi Flores o Iván Sánchez a retrasar sus posiciones, perdiendo peligro en sus zonas de influencia, o sea cerca del área rival.

Este será uno de los principales problemas con los que tendrá que lidiar el nuevo entrenador. ¿Más juego directo? Quizás acabemos viendo esto, por lo que el Martínez Valero no servirá como acicate a un estilo combinativo, que tampoco tiene por qué ser la solución si no tienes las mejores armas para ello. La realidad es que, de momento, el Elche ha perdido dos partidos en un terreno de juego de Primera y sólo uno en una 'ratonera' (Llagostera). Aunque una mención aparte merece el hecho de presentar un césped como el del pasado duelo frente al Formentera.

Sensaciones: uno de los motivos esgrimidos por Cordero para la destitución de Vicente Mir son las malas sensaciones. Yo apuntaría la ausencia de ellas. Lo peor para un equipo es no transmitir nada y en ello andaba el Elche estas últimas semanas. Simplemente no sabías cuál era su estilo de juego.

Se pueden rellenar horas de tertulia radiofónica o televisiva, gastar kilos de tinta en periódicos o acumular bites de memoria en webs pontificando sobre los estilos de juego idóneos o preferidos de cada futbolero, pero en lo que todos estarán de acuerdo es en que para triunfar hace falta tener un estilo. Puede ser ultradefensivo, agresivo, ofensivo, de toque y posesión, al contragolpe... El que quieras. Pero debes tener un estilo. Y, de momento, este Elche no tiene estilo.

Decisiones de entrenador: es una pena, pero da la sensación de que a Vicente Mir le ha superado el cargo de entrenador del Elche. O quizá no le ha llegado en el momento adecuado. No se ha cansado de pedir paciencia, pero la realidad actual del Elche es otra. No es tiempo de paciencia infinita porque institucionalmente hay una brecha abierta que no sabemos si algún día se cerrará y porque deportivamente el equipo ha perdido dos categorías en tres años.

En estas circunstancias hay otro club como el Real Mallorca que quizá haya agravado con sus excelentes resultados la situación de Mir. Sería un debate interesante si la destitución llega más por deméritos propios del técnico valenciano o por méritos excesivos de su rival, encarnados en la figura de un entrenador top para Segunda B como Vicente Moreno.

No me meteré en una parcela como la de la preparación física porque uno no es experto en la materia. En la parcela táctica, sí creo que los rivales han llegado a los últimos duelos con la tarea mejor estudiada que el Elche. Es decir, que sabían dónde y cómo hacer daño al equipo ilicitano. Me resulta especialmente paradójico que dos de esos entrenadores que superaron tácticamente a Mir fueran Parras y Galiana. Esta sensación no la he tenido a la inversa, con todo el respeto al trabajo de scouting franjiverde. Quizá sea sólo una percepción errónea.

Voy a acabar con los cambios porque creo que fueron el fiel reflejo del hundimiento final de Vicente Mir en el duelo contra el Formentera. En la mayoría de partidos complicados no creo que el entrenador haya marcado las diferencias desde el banquillo con alguna variante que haya declinado la balanza a favor de los suyos. En este aspecto, su mejor día quizá fue frente al Ebro, ya que acertó de pleno. Otras veces se afanó en acumular delanteros y el día de su despedida se enterró con dos variantes difíciles de explicar: el doble lateral Albacar-Peris que mutaba a defensa de tres centrales y dos carrileros para atacar y los últimos 15-20 minutos con Albacar (con casi 38 años y en proceso de alternar esta campaña los puestos de lateral y central) como extremo/carrilero.

P.D.: mucho se habla/escribe de la actitud o la falta de ella. Yo no me voy a meter en eso porque en cualquier trabajo creo que la actitud se supone, como el valor en el soldado. Y tampoco creo que haya que debatir sobre la misma cuando el entrenador y los propios jugadores reconocen abiertamente que les ha faltado actitud. Otra cosa sería analizar lo que lleva a una persona a ponerse delante de un micrófono y reconocer que no ha trabajado con actitud. Tengo la sensación de que al final usan esa palabra como cliché profesional porque si lo dicen sinceramente me parece una falta de respeto tanto hacia ellos mismos como hacia la profesión que practican y al club y aficionados a los que representan.