EDUCACIÓN

"El cambio hacia la jornada continua es irreversible"

Enrique Gutiérrez, exdirector del Colegio Público Luis Vives, planteó un proyecto pionero en Elche para implantar el modelo de jornada continua en su centro, aunque ahora no comparte las razones propuestas para implantar este nuevo horario en Infantil y Primaria

Monserrate Hernández

Elche | 10.06.2017 06:00

Enrique Gutiérrez (Logroño, 1951). Maestro. Fue director del Colegio Público Luis Vives de Elche durante 33 años. En sus más de tres décadas al frente de este centro logró alcanzar el nivel máximo en los informes de Calidad de la Generalitat Valenciana y recibió la consideración, por parte de la Federación de Padres y Madres de Alicante, como Colegio Ejemplar de la Provincia. En Elche fue pionero a la hora de plantear un modelo de horario continuo para el Luis Vives que no salió hacia adelante. Ahora no comparte ni los métodos empleados para aprobarlos ni tampoco los planteamientos para argumentarlos

¿Qué le parece la nueva tendencia que supone para el horario escolar la jornada continua?

Es un debate que viene de viejo. En la Comunidad Valenciana es nuevo porque ha aparecido ahora, pero es una reivindicación antigua del profesorado y de los sindicatos. En otras regiones se viene imponiendo desde hace más de diez años. Entiendo que las últimas regiones que han apostado por este horario han sido Aragón y la Comunidad Valenciana. Suena fuerte, pero es una batalla perdida. Directamente, no estoy de acuerdo con este tema. Es curioso que en otros sitios como Cataluña o País Vasco la jornada siga siendo partida. Incluso en el País Vasco también es así en institutos.

¿Por qué lo considera una batalla perdida?

Porque los poderes fácticos que están ahora de moda ejercen mucha presión y las administraciones públicas no sacan unas normas claras sobre qué es mejor para el alumnado.

Usted fue, durante 33 años, director del colegio Luis Vives, un centro que fue referente en la enseñanza pública. Para él, en su momento, planteó un modelo pionero de jornada continua. ¿Qué le ha hecho cambiar de opinión?

Era, sencillamente, una idea. Mantuvimos conversaciones en Valencia y en Alicante sobre este cambio, porque para el colegio público Luis Vives abogábamos por una jornada continua que tuviera continuidad con las actividades extraescolares, siempre con la condición de que la escuela no perdiera protagonismo. Hubo un tiempo en el que las extraescolares pertenecían al centro, pero de verdad; incluso el deporte, pero ahora, por decreto o por firma, es un mero formulismo. Con el proyecto no existía variación para el alumnado, que no se veía ni favorecido ni perjudicado. Solo trataba de ampliar las actividades del colegio. El problema fue que este proyecto perseguía descentralizar a los centros para que tuviesen más autonomía. Ahora mismo eso es inviable por la incapacidad para contratar a más personal. De ahí que sea distinto.

Sus argumentos suenan similares a los actuales…

En la orden de Conselleria (25/2016) se exponen las razones de la jornada continua. Para mí, beneficiar no beneficia en nada. Los argumentos que se vienen dando son totalmente rebatibles. Se habla de aumento de rendimiento escolar porque por la mañana el cerebro está más activo. Sin embargo, con las curvas de cansancio y de trabajo no hay nada que pueda determinarlo. Otro motivo que expone es que los alumnos se cansan menos, pero no hay una medición real. También que la jornada continua carece de interrupciones. ¡Por supuesto! Si metemos a un alumno desde Infantil o Primaria, con tres, cinco o seis años, para hacer cinco horas seguidas, ¿pensamos que estamos trabajando con máquinas?

También se incide en que la jornada continua favorece a la conciliación familiar, a tener más tiempo libre y a poder realizar otras actividades por la tarde…

¿Extraescolares por la tarde? Claro, si la tienen libre algo tendrán que hacer. Dicen que ofrece más tiempo para hacer deberes o para jugar con la familia, pero eso será si en el hogar están preparados para continuar con la educación y si disponen de tiempo. Los argumentos pedagógicos que se dan a favor no son cien por cien reales.

En esa orden de la Conselleria se refleja, igualmente, el beneficio que supone para los profesores...

Que el horario favorece a la vida personal y profesional de los docentes es indudable. Ahí estoy totalmente de acuerdo con ellos y, como profesor, también lo reivindico. Tener jornada continua lo firma todo el mundo, pero con los otros argumentos no comulgo.

Hay quien afirma que los maestros jubilados se oponen a la jornada continua porque ellos ni pueden ni han podido disfrutarla. ¿Es su caso?

Desde el cariño, no tengo en cuenta esas opiniones. Si yo fuera la Administración Pública, que antes era reacia, diría que no a la jornada continua. A la vista de las circunstancias ha ido abriendo la mano y ahora la favorece. Si yo hubiese tenido que tomar la decisión, hubiese apostado por la idea de horario que expuse en el Luis Vives y si no, seguiría como hasta ahora con horario partido.

¿Hasta qué punto el cambio del horario laboral de los docentes ha impulsado este movimiento?

Uno de los puntos fundamentales es la reivindicación del horario laboral, pero también se debe pensar en el bien de la gente con la que se está trabajando, en el bien de los alumnos. No obstante, ¿quién soy yo para decir que no lo hacen?

En cualquier caso, quienes votan y aprueban o deniegan este horario son las familias…

Si los padres aceptan es porque entienden que es lo mejor para sus hijos. Es verdad que la opinión está dividida y existen enfrentamientos. Dentro de diez años, seguramente, nadie se acordará y lo daremos todo por bueno

¿Cuál es su modelo ideal para la formación en Infantil y Primaria?

El que permite la autonomía de los centros y del director, el que da más valor a los profesionales y no a los padres, aunque siempre intentando un consenso que resulta indispensable. Lo ideal, para mí, sería que la escuela tuviese más protagonismo en la gestión.

¿Qué pros y contras encuentra para la jornada continua?

A la jornada continua no le veo beneficios. Soy incapaz de encontrarlos. No existen estudios suficientes que los acrediten.

Como director, ¿vivió usted algún intento como este por cambiar el horario escolar?

Hace 15 o 20 años empezaron las conversaciones, siempre desde un punto de vista informal. El movimiento más fuerte se remonta a diez o doce años. Mi propuesta razonada desde el Luis Vives nace de esas fechas. No se llegó a plantear una votación, ni siquiera se trasladó la idea a los padres. La Administración sí que lo conocía y sabía lo que hacía nuestro centro por las tardes. Este proyecto no era exportable porque contábamos con una disposición de la que otros carecían y no podían equipararse los resultados. Es más fácil igualar el nivel por debajo que por arriba.

Hay profesionales dispuestos a cambiar de centro si no aprueban en el suyo la jornada continua, para preocupación de algunas familias. ¿Qué opinión le merece?

Si buscan su mejoría laboral, me parece fenomenal. Si el tema va a repercutir en los alumnos, como dice que puede suceder, lo mejor es que ese maestro se marche cuanto antes.

¿Y por qué los colegios privados y concertados no apuestan por la jornada continua?

Parece ser que en algunas Comunidades, estos colegios se están incorporando a ella. No obstante, estos centros disponen de más medios para funcionar y lo hacen con un proyecto que tienen que cumplir porque cuentan con el liderazgo de una institución. Si realmente fuera lo mejor para todos, la jornada continua sería obligatoria y no lo es.

¿Cuál es su conclusión?

La conclusión es que vivimos un proceso irreversible, que no se puede echar hacia atrás. Me recuerda a otras batallas que en su día ganamos. Por ejemplo, antes las chicas y los chicos estudiaban por separado. Luchamos y se cambió. Igualmente aposté fuerte para que la educación física fuese la misma para ambos sexos. Esa batalla también la ganamos. Yo creía en aquellas causas, y en otras muchas, hoy seguro que mi opinión no hubiera sido tan tajante. Ahora son otros los que presionan a la Administración y tienen más fuerza. Solo queda luchar ante las circunstancias, para que las extraescolares formen parte del control de la nueva escuela.